Actualmente se investigan nuevos métodos más limpios para producir hidrógeno. Te contamos cuáles y cómo son.
Hemos dado ya un buen repaso a los distintos métodos de obtención de hidrógeno que ya se utilizan y los colores que se utilizan para designarlos. Sin embargo, la cosa no se queda ahí: ya se investigan nuevas maneras de producir este combustible, que aspira a protagonizar la movilidad del futuro.
A continuación, descubrirás procesos alternativos de generación de hidrógeno que todavía están en investigación. Su posible industrialización tardará todavía años en llegar, si es que se llega a comprobar que son viables económicamente.
Hidrógeno turquesa
La receta para obtener hidrógeno turquesa requiere un ingrediente singular: metal fundido.
Efectivamente, este método produce hidrógeno mediante pirólisis sobre metal fundido alimentando metano. Concretamente, el gas pasa a través del metal para generar hidrógeno y carbón sólido, por eso no se dan emisiones de CO2. Eso sí, esta es una técnica muy reciente que todavía requiere desarrollo.
Para este proceso hace falta alcanzar temperaturas de 1000ºC o más. También hay que tener en cuenta que el carbón sólido que se obtiene tiene un valor comercial.
Con este proceso están relacionados los ciclos termoquímicos. En ambos casos se utilizan sales (óxidos de un metal) que se llevan a altas temperaturas para que se disocien en oxígeno y en metal. Posteriormente, a más baja temperatura, se oxida de nuevo el metal en presencia de agua, lo que nos vuelve a dar como resultado el óxido del metal más hidrógeno.
Se trata de reacciones para las que se necesita mucho calor, eso es cierto. Sin embargo, ese calor puede proceder de energías renovables, por eso los ciclos termoquímicos pueden ser muy interesantes.
Hidrógeno oro
La de “hidrógeno oro” es una definición no oficial que ha determinado la empresa Cemvita Factory para denominar un método mediante el cual se obtiene hidrogeno a partir de bacterias anaeróbicas que digieren alimentos, junto al CO2, en un proceso que emplea luz solar. Posteriormente, un sistema que separa esa mezcla de gases nos proporciona el hidrógeno. El CO2 resultante de este proceso puede transportarse a yacimientos para su almacenamiento.
Esas bacterias no son las únicas que pueden producir hidrógeno: las cianobacterias y las algas también pueden hacerlo a través de la fotosíntesis y sin producir gases de efecto invernadero. Para ello necesitan agua, luz y sustrato —moléculas orgánicas—.
De hecho, podemos hablar de tres formas de obtener hidrógeno mediante este tipo de procesos:
– Bacterias que producen hidrógeno y CO2 en el proceso de fotosíntesis mediante la luz por fermentación o biofotólisis: aquí podríamos incluir también a las algas. Se pueden utilizar desechos para esta producción
– Bacterias que producen hidrógeno y CO2 a partir de moléculas orgánicas y agua en ausencia de luz: se utilizan enzimas que actúan como catalizadores —como la hidrogenasa— para obtener energía.
– Electrolizador y bacterias: este proceso requiere utilizar electricidad, como ocurría por ejemplo con el hidrógeno verde. En este caso, el electrolizador cuenta con un medio donde las bacterias junto al sustrato actúan en el ánodo. Una membrana permite el paso de los protones hacia el cátodo, donde se forma el hidrógeno, mientras en el ánodo se forma CO2.
El rendimiento de estos procesos es bajo, aunque siempre se pueden poner en serie dos de estos sistemas para obtener una mayor producción. Esto puede llevar a tener un rendimiento superior al 75%.
Eso sí, no conviene olvidar que todos estos métodos se encuentran todavía en investigación y/o desarrollo, y aún no funcionan a nivel industrial.