Algunas prácticas habituales entre los conductores pueden salirte caras. Descúbrelas con Total.
Los malos hábitos son acciones cotidianas que realizamos sin darnos cuenta, pero que pueden perjudicarnos. Frotarnos los ojos, descuidar nuestra alimentación por las prisas o sentarnos en una mala posición durante largos periodos de tiempo son algunos ejemplos. Bien, pues con nuestro vehículo pasa exactamente lo mismo: a veces podemos provocarle averías solo porque nos hemos acostumbrado a hacer (o descuidar) algunos aspectos.
De hecho, existen algunos malos hábitos relacionados con el aceite del motor que pueden provocar problemas. Es importante que los conozcas, que hagas examen de conciencia para comprobar si los haces sin darte cuenta y que los incluyas en tu lista de costumbres a evitar durante este año:
– No comprobar el nivel de aceite de manera periódica: si sigues este blog, ya sabrás que los coches consumen aceite. Por eso es fundamental controlar de vez en cuando el nivel de lubricante en tu vehículo y rellenar el cárter si fuera necesario.
Debes revisar el nivel de aceite con el motor frío y con el vehículo situado en un terreno sin desnivel. Con la ayuda de un paño limpio debes sacar la varilla del aceite y limpiarla para volver a introducirla. Después debes sacarla de nuevo y comprobar si el nivel de aceite se encuentra entre las marcas de mínimo y máximo. Si la cantidad de lubricante es insuficiente, las piezas no se lubricarán adecuadamente. Si es excesiva, puede provocar problemas de estanqueidad que dañarán sellos y juntas.
– Revolucionar en exceso el motor con el vehículo frío: esta manía es bastante habitual. La perpetran los conductores que se dedican a pisar el acelerador más de la cuenta cuando acaban de arrancar el coche. El problema es que en ese momento el sistema todavía no se ha lubricado convenientemente porque el aceite es más viscoso y tardará más en llegar a las partes que debe lubricar. Esto reducirá la película de lubricante que evita la fricción entre las piezas y puede ocasionar problemas graves a los pistones, las camisas y los cojinetes, que no tendrán la protección adecuada.
Conducir agresivamente no trae nada bueno. Las aceleraciones rápidas o los frenazos bruscos no solo pueden acabar dañando el vehículo, sino que además aumentarán su consumo de combustible. Créenos: no merece la pena.
– No cambiar el aceite cuando toca o utilizar productos no adecuados: el lubricante se degrada con el tiempo y el uso. Por eso es tan importante sustituirlo cuando indica el libro de mantenimiento del vehículo y no estirar los intervalos. Si a causa de esta mala costumbre acaba por perder sus propiedades, puedes provocar averías en el vehículo.
Además, es importante utilizar un aceite adecuado al motor del automóvil. Esto se debe, entre otras razones, a la presencia de contaminantes en el lubricante, como combustible quemado o suciedad, que se produce con el tiempo y el uso. Los aditivos de un buen aceite son los que se encargan de neutralizar estos elementos y de evitar que se formen lodos capaces de dañar el motor. En cambio, uno de baja calidad y/o no adecuado al motor del automóvil puede provocar problemas relacionados con la temperatura o una viscosidad inadecuada, entre otras circunstancias.
– Ignorar las manchas de aceite bajo el coche: las fugas de lubricante pueden deberse a daños en algunos retenedores o juntas del motor. Además, las juntas se pueden cristalizar por los cambios de temperatura o bien pueden existir poros o fisuras en el cárter que provoquen dichas pérdidas, junto a un tapón mal sellado. Si tu coche pierde aceite, conviene que lo lleves al taller para que revisen su estado y evitar así averías por falta de lubricación. Tenlo en cuenta si ves charcos en el lugar donde estaciones tu coche.
– Añadir aditivos al aceite como si fueran especias: si compras un lubricante de calidad, puedes estar tranquilo porque ya incluye los aditivos necesarios para garantizar una buena protección de tu motor. Si lo mezclas por tu cuenta puedes originar daños en el propulsor.
En próximos artículos te contaremos algunas de las averías más comunes relacionadas con un uso inadecuado del aceite.