Baterías, fluidos, neumáticos, frenos… estos son los puntos clave que deberás tener en cuenta en un vehículo eléctrico.
No hace mucho te contábamos con detalle las principales diferencias que existen entre el mantenimiento de un vehículo eléctrico y uno convencional. Conviene que te vayas familiarizando con ellas, porque cada vez hay más coches con motores eléctricos en las calles y no sería de extrañar que acabaras al volante de uno de ellos algún día.
En esta ocasión te vamos a contar cuáles son los principales componentes que requieren mantenimiento en un vehículo eléctrico y algunas particularidades que te interesarán.
Batería de un coche eléctrico
La batería es el componente más crítico, más caro y más grande dentro del vehículo eléctrico. En función de cómo lo trates y tus hábitos de carga de la batería del coche eléctrico, este componente durará más o menos en el tiempo.
Lo ideal es que trates de mantener siempre la carga de la batería entre el 20% y el 80%. De hecho, si realizas recargas completas de manera frecuente, la batería durará menos. Lo mismo ocurrirá si dejas la batería en un estado de carga bajo durante mucho tiempo.
Tampoco se llevan muy bien las baterías de los coches eléctricos con las temperaturas extremas, que reducen su vida útil. Por eso conviene evitar, en la medida de lo posible, situaciones tan habituales como aparcar el coche a pleno sol en verano. También hay que procurar no exponerlo al frío extremo en invierno.
Líquidos y filtros en un coche eléctrico
En la anterior entrega te contábamos que a los motores eléctricos no hay que cambiarles el aceite. Aunque esto es cierto, no quiere decir que te debas desentender de otros lubricantes y fluidos para vehículos eléctricos, que sí deben sustituirse cada cierto tiempo.
Por ejemplo, la transmisión o el pequeño reductor que equipan la mayoría de los vehículos eléctricos utiliza un lubricante específico para su lubricación. Ese fluido hay que revisarlo y cambiarlo, normalmente cada cuatro años o en intervalos de 60.000 a 80.000 km.
Otro fluido que también utilizan los vehículos eléctricos es el refrigerante. En su caso, emplean uno específico que se encarga de evacuar el calor generado, fundamentalmente, por el motor eléctrico, las baterías y la electrónica de potencia. Su periodo de cambio, eso sí, es prolongado: cada diez años.
Por supuesto, el líquido lavaparabrisas hay que reponerlo cada vez que haga falta. Lo mismo ocurre con los filtros: aunque no hay filtro del aire ni de combustible, el filtro del habitáculo sí que hay que sustituirlo. Este elemento se encarga de eliminar las partículas que vienen del aire exterior y te mantienen a salvo de alergenos y sustancias contaminantes mientras conduces. Conviene cambiarlo cada año para que funcione correctamente.
Neumáticos y suspensión de un coche eléctrico
Los neumáticos de un coche eléctrico también requieren sustitución. La duración de estos elementos es muy variable, ya que depende de muchos factores. Por ejemplo, de la temperatura exterior, del tipo de asfalto por el que se circule y, sobre todo, de nuestro propio estilo de conducción.
¿Qué ocurre? Que en los vehículos eléctricos suelen desgastarse más rápido que en los convencionales. La culpa es de la forma en la que entrega el par un motor eléctrico, que es inmediata, frente a la de un motor de combustión, más progresiva. Este es el motivo por el que suelen cambiarse antes los neumáticos en un coche eléctrico que en uno convencional-
En cuanto a los amortiguadores y el tren de rodaje en un vehículo eléctrico, también sufrirán más. La razón es que un vehículo eléctrico pesa más que uno similar con motor de combustión. Por eso, conviene revisar estos componentes cada 20.000 km aproximadamente.
Frenos
En principio, las pastillas y los discos de freno tienen un menor desgaste en un vehículo eléctrico que en uno convencional. Aunque esto dependerá mucho del tipo de conducción que ejerza su conductor.
La razón por la que pastillas y discos de freno duran más en un coche eléctrico es el sistema de frenada regenerativa que utilizan estos vehículos. Como ese dispositivo retiene más el automóvil, no hay que recurrir tanto al pedal de freno.
Eso sí: la sustitución del líquido de frenos no cambia respecto a los vehículos con motor de combustión. En uno eléctrico también hay que hacerlo cada dos años aproximadamente.
Todas estas son indicaciones generales. En realidad, es necesario consultar el manual de usuario de un vehículo eléctrico para saber cuáles son los intervalos de mantenimiento y periodos de cambio marcados por el fabricante para cada componente y fluido, que son muy específicos. También es esencial seguir esas instrucciones escrupulosamente para garantizar la seguridad y la durabilidad del automóvil.
Asimismo, utilizar fluidos de calidad, correctos y adecuados para cada vehículo es fundamental para alcanzar ambos objetivos.