Para submarinos, cohetes y, por supuesto, coches eléctricos. ¿Conoces la historia de esta filial de TotalEnergies?
Las baterías son elementos que nos sacan las castañas del fuego desde hace muchos años. Tienen aplicaciones de todo tipo —industriales, domésticas, automoción— porque tienen una capacidad maravillosa: la de guardar la escurridiza energía eléctrica para poder usarla sin tener que estar conectados a la red en tiempo real. Aunque las baterías se inventaron hace más de 150 años, siguen siendo imprescindible y lo serán también en el futuro. SAFT, compañía filial de TotalEnergies, es testigo de todo ello.
Pero… ¿qué es SAFT?
Comencemos por el principio: ¿qué es SAFT y a qué se dedica? Esta filial de TotalEnergies es una compañía especializada en la fabricación de baterías con tecnología de níquel y níquel-cadmio, así como de litio e ión de litio. Pero no se queda ahí: actualmente desarrolla la batería de estado sólido, en la cual el electrolito es un sólido, no un líquido, como suele ser habitual.
Hagamos un inciso para recordar que una batería tiene dos electrodos de metal —o de un material compuesto—. Uno de ellos es el cátodo y el otro, el ánodo. Ambos están en contacto con un líquido, que es el electrolito. Todos ellos forman una celda y la combinación de varias celdas es la que forma la batería. Cuando hablamos de una batería de litio, lo que queremos decir es que el electrolito es una sal de litio que da lugar a una reacción química reversible que tiene lugar entre el cátodo y el ánodo.
Volviendo a SAFT, podemos decir que esta compañía tuvo 45 patentes nuevas solo en 2022. En ese año contaba con 685 patentes desarrolladas por la propia empresa y de su propiedad. Actualmente cuenta con más de 4000 empleados y está presente en más de 19 países, con 16 plantas de fabricación. El número de clientes supera los 3000 a nivel mundial, entre los que se encuentran Airbus, Boeing, Enel. Bosch, Alsthom o Volvo.
Decíamos al principio que SAFT, actualmente filial de TotalEnergies, es testigo de la evolución de las baterías y lo decimos por algo: en 2018, la empresa celebró su centenario. Esto significa que actualmente acumula más de cien años de experiencia en la fabricación de todo tipo de baterías.
Es posible que hayas visto a SAFT últimamente en periódicos y revistas especializadas en automoción: esto se debe al acuerdo que ha establecido con Stellantis y Mercedes-Benz para el desarrollo de fábricas en Europa que surtirían de baterías a los vehículos eléctricos de estas marcas. El nombre de la empresa es ACC (Automotive Cells Company), que surtirá de baterías a las dos marcas automovilísticas.
Muy bien, pero… ¿cuál es la historia de SAFT?
La compañía SAFT nace en 1918 de la mano de Victor Hérold como “Societé de Accumulateurs Fixes et de Traction”. Se dedicaba a fabricar y distribuir baterías de níquel en aplicaciones industriales. Entre sus usos encontramos los carros que transportan los equipajes en estaciones de tren y que seguimos viendo hoy en día.
En 1936, SAFT equipa un submarino con baterías de níquel-cadmio que aseguraban un funcionamiento durante 2 años a una profundidad de 15 metros, todo un logro en aquellos tiempos. Sin embargo, sus aplicaciones no se quedaron en tierra y en mar: en 1966 las baterías SAFT se lanzaron al espacio, al equipar un satélite espacial
En 1966 las baterías SAFT salen al espacio: sus baterías se montan en un satélite espacial con un nombre muy curioso: el “Diapasón 1 A”. Tres años después se utilizan en el famoso Concorde las baterías basadas en níquel.
Ya en 1995, SAFT firma un contrato para equipar los aviones Lockheed F-22. Y en 2004 sus baterías llegaron por primera vez ni más ni menos que a Marte, cuya superficie visitaron a bordo de los vehículos Spirit y Opportunity. Otro hito espacial y, además, de los gordos.
Un fabricante todoterreno
Como has podido ver, el desarrollo del negocio de SAFT se realizó en diferentes campos: ferrocarriles, marina, aviación… pero también en automoción. En 1980 SAFT realizó junto a PSA estudios relacionados con los coches eléctricos.
Básicamente, los principales sectores en los que se mueve SAFT, que forma parte como filial de TotalEnergies desde 2016, son el aeroespacial, defensa, construcción e industria, farmacéutico, telecomunicaciones, transporte, oil&gas y almacenamiento de energía. Pero eso no es todo: también encontramos las baterías de SAFT en vehículos de Fórmula 1 y en los de la Fórmula E, en la que participan vehículos eléctricos.
¿Por qué es importante SAFT para TotalEnergies?
El uso de baterías es cada vez más importante y, por tanto, también lo es su desarrollo. Esto se debe a que facilita la reducción de consumo de combustible y, con él, de las emisiones contaminantes que salen a la atmósfera. Esto es así porque las baterías almacenan energía y la proporcionan justo cuando hace falta.
Al utilizar la energía almacenada en lugar de otra procedente del petróleo o el gas natural, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y óxidos de nitrógeno disminuyen. También son las baterías las encargadas de dar vida al IoT (internet de las cosas), ya que los elementos que forman parte de esta red requiere energía, aunque no están conectados a la red eléctrica por norma general.
Por supuesto, las baterías forman parte del futuro de las energías renovables: no solo hay que producirlas, también almacenarlas es importante. Cuando hablamos de energía eólica y solar, hay que tener en cuenta que se producen cuando hay sol o viento. El excedente de esas energías se puede almacenar en acumuladores para poder tener energía cuando no sople el viento o sea de noche.
Efectivamente, parece que las venerables baterías tienen un gran futuro por delante y SAFT seguirá ahí para formar parte de él junto a TotalEnergies.