¿Conoces los principales problemas que te puedes encontrar en un turbo?
Ya te hemos hablado sobre la utilidad del turbo, un elemento que se encuentra cada vez en más vehículos y que es más delicado de lo que parece. En efecto, el turbo puede presentar una serie de problemas que pueden desembocar en averías. Pero tampoco te vayas a pensar que esto es una maldición de la que jamás te podrás librar: también puedes seguir algunas precauciones que te ayudarán a cuidar de este elemento.
¿Cuáles son los principales problemas que podemos encontrarnos en un turbo?
– Desgaste del eje: el turbo suele girar sobre unos casquillos especiales que cuentan con una serie de acanaladuras por las que circula el aceite a presión. Esto provoca que el eje de la turbina gire literalmente suspendido en una película de aceite. Si todo va bien, apenas habrá desgaste. Sin embargo, si los casquillos se llegan a desgastar y perder hermeticidad, puede ocurrir que parte del aceite entre en los cilindros del motor y se vaya quemando poco a poco.
– Geometría variable agarrotada: en los nuevos turbos de geometría variable, el mecanismo que cambia la orientación de la aletas se puede agarrotar. Como consecuencia, el turbo no regulará correctamente la presión de soplado.
– Fallo en la válvula de descarga: este elemento se encarga de controlar la presión a la que trabaja el turbo. Un pulmón neumático es el que se encarga de accionar la válvula de descarga. Lo que ocurre en ocasiones es que la membrana que lo hace trabajar se puede perforar, lo que evita que la válvula se abra. Como consecuencia, se producen picos de presión que, al ser detectados por la unidad de control del motor, activan el modo de avería y reducen las prestaciones del propulsor.
– Silbido en el turbo: es normal que los turbos emitan un pequeño ruido al funcionar y que, por tanto, escuchemos un ligero silbido. ¿Qué pasa cuando el silbido no es tan ligero? Que es posible que haya un desgaste en el eje del turbo o bien que esté girando desequilibrado. Esto puede ocasionar contactos y desgastes indeseados.
– Fugas de presión: los manguitos del turbo se pueden agrietar a causa de los cambios de presión y temperatura a la que suelen encontrarse. Como consecuencia, las abrazaderas que los sujetan podrían aflojarse.
¿Qué podemos hacer para mantener el turbo en perfectas condiciones?
No todo van a ser amenazas para el turbo. También hay una serie de prácticas que te ayudarán a mantenerlo en buen estado.
– Espera a que el motor coja temperatura: desde que lo enciendes hasta que el turbo está bien lubricado y proporciona la presión correcta, pueden pasar varios minutos. Forzar la mecánica y hacer trabajar el turbo a pleno rendimiento antes de ese momento puede multiplicar el desgaste del eje de este elemento. Jamás pises el acelerador a fondo antes de que el aceite tenga la presión y temperatura correctas.
– Deja enfriar el lubricante: no hay nada que acelere más el desgaste del eje del turbo que la carbonización del aceite. De hecho, las partículas de aceite carbonizado pueden actuar como una lija que pasa a través del eje y los casquillos.
– No pares el motor inmediatamente: si lo haces después de circular por carretera, autopista o a alta carga, la bomba de recirculación de aceite dejará de funcionar y parte del lubricante seguirá en contacto con la turbina del turbo. El problema es que este componente estará todavía muy caliente y podría generar partículas de aceite carbonizado. Para evitarlo, deja el motor encendido un par de minutos antes de apagarlo para mantener el aceite circulando a través del turbo. Así se enfriará antes de detenerlo por completo.
– Emplea siempre lubricantes de calidad: el tipo de aceite que uses y su calidad son críticos para un correcto mantenimiento y conservación del turbo de tu vehículo. De hecho, el lubricante del motor tiene varias funciones muy importantes, pero en lo referente al turbo se trata de un factor fundamental para lubricar correctamente todos sus componentes (eje, casquillos…). También para proporcionarle una correcta refrigeración y limpieza.
Ten en cuenta que los lubricantes sintéticos son más resistentes a la oxidación y las altas temperaturas. También tienen una mayor capacidad de refrigeración y limpieza. Por eso son la opción más adecuada a la hora de elegir aceite para un motor turboalimentado.
Recuerda que siempre debes seguir las recomendaciones del fabricante y optar por lubricantes de la máxima calidad. Esta cuestión es clave para que el turbo de tu vehículo funcione correctamente durante mucho tiempo.