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Así serán los vehículos pesados del futuro y sus lubricantes (II)

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Los vehículos de gas natural y con motores eléctricos se erigen como alternativas a los convencionales.

Reducir la contaminación. Este es uno de los grandes objetivos que se ha fijado la Unión Europea para desarrollar un futuro sostenible. Tal y como te hemos contado en un artículo anterior, los vehículos pesados tienen un papel muy importante para alcanzarlo. Se trata de reducir al mínimo las emisiones contaminantes que producen, al tiempo que se mantiene su importante labor en el transporte de mercancías y personas.

Entre las estrategias que se barajan para lograr este objetivo se encuentra el desarrollo de motores que utilizan energías alternativas para moverse. Este es el caso de los propulsores de gas natural, que ya se encuentran operativos en muchos vehículos, y los eléctricos. Su evolución influye también en la de los lubricantes que se encargan de cuidarlos.

Motores de gas natural

En el caso de los motores de gas natural, se trata de que este combustible sustituya progresivamente a las gasolinas y gasóleos que se emplean en la actualidad. Esto se debe a que el gas natural, al quemarse, produce una menor cantidad de dióxido de carbono. De esta manera, su uso contribuye a alcanzar los objetivos marcados de reducción de la contaminación mediante una solución a medio camino entre los vehículos convencionales y los eléctricos.

La cuestión con los motores de gas natural en vehículos pesados es que exigen grandes inversiones para disponer de los puntos de repostaje y de los depósitos necesarios. Como en el caso de los vehículos eléctricos, el tiempo de recarga es uno de los puntos importantes. Además, los depósitos ocupan un volumen considerable en el vehículo, que puede restar espacio de carga de personas o mercancías.

De momento son las flotas de recogida de basuras y autobuses las que cuentan con este tipo de motores. Esto se debe a que su operación se suele centrar en grandes ciudades. Además, las flotas suelen contar con varias bases que pueden estar equipadas con instalaciones de recarga.

En cuanto a los aceites de motor y de transmisión para estos vehículos, su evolución va en una línea similar a la de los nuevos modelos de gasóleo y gasolina, es decir, hacia bajas viscosidades en frío y en caliente. La diferencia es que puede haber normas específicas para motores de gas que sean distintas a las que se aplican a los motores diésel.

Desarrollo de vehículos eléctricos

La evolución y popularización de los vehículos eléctricos es otra de las grandes líneas de trabajo que se exploran para reducir la contaminación producida por el transporte por carretera. Su desarrollo real depende de ciertas variables: tiempo de recarga, autonomía y disponibilidad de puntos de recarga.

Por ello en los vehículos díésel pesadosr veremos que los vehículos híbridos, compuestos por un motor diésel y uno eléctrico, se mantendrán durante bastante tiempo.

Inicialmente la autonomía del vehículo impondrá que los híbridos enchufables sean los más adecuados para el transporte internacional y nacional, mientras que los híbridos convencionales lo serían para el interurbano. Los eléctricos puros, por su parte, podrían quedar para el transporte urbano y el reparto de mercancías en la ciudad o interurbano.

Pero, la evolución de estas flotas dependerá sobre todo de la autonomía que alcance el vehículo eléctrico 100% y los tiempos de recarga que requiera.

En cuanto al motor de combustión que equipan los vehículos híbridos, la evolución de los lubricantes que utilizarán será similar a la del resto de motores de combustión.

Por su parte, los lubricantes de las transmisiones tendrán que proporcionar nuevas propiedades, ya que estarán en contacto o podrán tenerlo con las partes eléctricas. Por esta razón, deberán reunir una serie de requisitos.

Por un lado, estos aceites necesitarán propiedades eléctricas que aíslen la posible descarga, así como compatibilidad con los plásticos, cauchos y cobre para no deteriorar los cables eléctricos u otros elementos con los que puedan entrar en contacto. Además, deberán ofrecer una elevada transferencia de calor, puesto que en el momento de la recarga se pueden sobrecalentar la batería y otros elementos del sistema.

¿Cuál es la tendencia?

En resumen, la tendencia en lubricantes para vehículos pesados consiste en la presencia de viscosidades más bajas, tanto en caliente como en frío. Todo ello para obtener el máximo ahorro de combustible y energía.

Sin embargo, para la electrificación del vehículo necesitaremos que los productos anteriores sean rediseñados para otorgar nuevas propiedades a los aceites. Esto provocará que varíen tanto las bases de aceite utilizadas como las aditivaciones. De esta manera se obtendrán nuevas tecnologías de lubricantes capaces de aportar soluciones a las nuevas situaciones y diseños.

También en el caso de las nuevas motorizaciones será fundamental elegir lubricantes de calidad contrastada y adecuados a las especificaciones del vehículo, capaces de extender al máximo sus prestaciones y su vida útil.

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