Las buenas prácticas ayudan a reducir costes y conocer el estado del motor de los vehículos.
Realizar un seguimiento del consumo de lubricante puede ser una práctica muy interesante para los gestores de flotas de vehículos, sobre todo de obras públicas, transporte o agrícolas. Esta práctica permite reducir los costes de operación e incluso detectar averías incipientes.
Eso sí, para tener un control serio es necesario eliminar algunas frases de nuestro vocabulario como “es más o menos” o “me parece”. Es decir: hay que ser lo más científico posible. Para ello, hay que medir el consumo siguiendo ciertas pautas:
– Controlar la cantidad de aceite del llenado: ya sea en litros o en kilos, hay que tener clara esta cantidad cuando se realiza el cambio del lubricante.
– Medir la cantidad de aceite añadido: los sistemas automáticos de nivelado nos permiten conocer dicha cantidad, pero si no se dispone de uno de ellos hay que realizar nivelados manuales controlando la cantidad de aceite que introducimos.
– Comprobar la cantidad de aceite usado: conviene vaciar el cárter por completo y extraer del filtro todo el lubricante que sea posible para medirlo, también en litros o kilos.
Una vez controladas estas cantidades, se debe sumar la cantidad de aceite inicial y la de los añadidos, para restar al total la cantidad de aceite recogido tras el cambio y, a ser posible, también el que está en el filtro. La cantidad que obtenemos es el consumo de aceite en los kilómetros u horas entre cambios.
Cómo realizar el seguimiento
Además de estas mediciones, es necesario aplicar una serie de medidas para realizar un seguimiento del consumo de aceite de una flota:
– Crear una ficha de control: es conveniente realizar una tabla Excel que permita introducir datos como la matrícula, marca, modelo y conductor, la fecha y los kilómetros efectuados, así como la cantidad de aceite consumido, anotación que ampliaremos al carburante en el caso de que queramos controlar también su consumo. Estos dos últimos datos se refieren a las cantidades que se introducen en el vehículo.
Si se desea realizar un control económico, conviene incluir el precio por kilo de aceite o por litro de gasoil. Normalmente, el control del lubricante se realiza por litros consumidos cada 10.000 km, aunque también se puede realizar por horas. Por su parte, el consumo de combustible se mide cada cien kilómetros, dividiendo el total del carburante consumido entre el total de kilómetros recorridos y multiplicado el resultado por cien.
– Realizar el cambio de lubricante en una superficie plana: si puede ser, esta operación se debe efectuar siempre en el mismo lugar y dejando pasar unos minutos entre el momento en que se detiene el motor y el de vaciado del cárter.
Centralizar al máximo los llenados de carburante y lubricante, además de encargar a una misma persona el seguimiento de los consumos, ayudará a realizar el control de la manera más exacta posible.
¿Qué hacer si se observa alguna anomalía?
Si se comparan los consumos efectuados por cambio, en el caso de los aceites, o mensualmente si se trata de combustibles, se pueden detectar variaciones. Estas suelen indicar una serie de problemas.
En el caso de los aceites de motor, si se observan aumentos en el consumo de lubricantes nos podríamos encontrar ante algún desgaste en el motor, que se puede comprobar mediante un análisis del fluido. En cuanto a los carburantes, un incremento en su gasto puede tener origen en alguna anomalía de los inyectores o la bomba de combustible.
Al analizar el aceite, se puede saber qué piezas del motor están desgastadas a partir de los metales presentes en el fluido, que se corresponderán con unas partes u otras del vehículo. Además de conocer el estado mecánico del motor, el análisis de los lubricantes puede ayudar a descubrir otros indicadores como contaminaciones por agua, combustible o polvo atmosférico y el estado del aceite en función del uso que se realiza del vehículo.
Toda esta información vale dinero, porque ayuda a realizar sustituciones preventivas de piezas, mucho menos costosas que las reparaciones efectuadas cuando esos componentes han causado ya una avería. Esto acorta las paradas del vehículo, al tratarse de reparaciones pequeñas, y permite programar los trabajos para efectuarlos cuando sea más conveniente.
Registrar los parámetros relativos al consumo de aceite y combustible también ayudará a los gestores de flotas a la hora de comparar marcas y modelos de vehículos, con el fin de tomar decisiones de cara a futuras compras.
Elegir lubricantes de calidad contrastada y acordes con las especificaciones que dicta el fabricante del vehículo es la mejor manera de contribuir a la reducción de los consumos. Por ello conviene recurrir siempre a productos adecuados al motor de cada automóvil.