Te explicamos qué son las fugas de lubricante y por qué conviene evitarlas.
Si has visto que tu coche gotea, o has observado alguna mancha o charco debajo de él, es posible que pierda aceite. Esto se debe a las fugas o pérdidas de lubricante, un tipo de problema que querrás evitar a toda costa para prolongar la vida útil de tu vehículo.
Una pérdida o fuga que no es otra cosa que la salida o escape de una sustancia por una abertura producida de manera accidental. Esa rotura puede situarse en el recipiente que contiene el material que se pierde, o bien en el conducto por el que circula.
En el caso que nos ocupa, nos centraremos en las pérdidas o fugas de aceite en un coche, analizaremos sus posibles causas y ofreceremos algunos consejos para evitarlas.
¿Tan grave es una pérdida de aceite?
Hay muchos conductores que no dan importancia a las fugas de aceite y siguen circulando como si no ocurriera nada. Sin embargo, si efectivamente se trata de una pérdida de lubricante y no la detectas (y corriges) a tiempo, podrías poner en grave peligro el motor de tu vehículo.
Por suerte, generalmente tu automóvil te avisará al detectar niveles insuficientes de aceite, evitando así llegar a un caso extremo. Aun así, conviene que estés atento y compruebes a tiempo la existencia de posibles fugas.
Lo primero que debes hacer si observas alguno de los síntomas que describíamos al principio es comprobar si realmente lo que pierde tu coche es aceite. Es muy sencillo: si tocas el líquido y tiene la textura untuosa característica de los lubricantes, habrás descubierto una fuga de aceite.
¿Por qué se producen las fugas de aceite?
Las causas por las que se pueden provocar pérdidas de aceite en tu vehículo son muy variadas. Algunas de las más comunes tienen que ver con holguras en las juntas, roturas de manguitos, golpes en el cárter o problemas con el turbo.
Si existe alguna holgura en las juntas, es muy posible que se produzca una fuga de lubricante. Para comprobar si esta es la causa del problema, se puede realizar una inspección visual alrededor de los elementos con juntas, como es el caso de la tapa del balancín, el tapón de llenado, la culata o el cárter, entre otros.
Los manguitos rotos o sueltos, por su parte, causan fugas muy escandalosas y fáciles de detectar a simple vista.
En cuanto a los golpes en el cárter, pueden dañar el tornillo o la arandela que lo fijan al mecanismo, por eso a veces es suficiente con apretarlos o sustituirlos para acabar con la pérdida de aceite.
Eso sí, si el golpe ha sido lo suficientemente fuerte como para rajar el cárter, conviene que pares el vehículo y pidas asistencia técnica. Esto se debe a que la pérdida de aceite podría ser abundante y, en consecuencia, provocar daños importantes al motor. Si sus elementos no reciben la lubricación adecuada, aumentaría la fricción entre las piezas, que podrían alcanzar temperaturas demasiado elevadas y fundirse. Esto es, ni más ni menos, que el temido gripado del motor.
Si la pérdida de aceite tiene lugar en el turbo, esto significa que alguno de sus retenes no se encuentra en buen estado y no cumple con su función. Este problema provoca fugas de aceite que, además, pueden indicar que la vida útil del turbo está llegando a su fin (al cabo de unos 250.000 km) y es necesario cambiarlo.
¿Cómo puedo evitar que mi coche pierda aceite?
Recuerda: cuando se trata del mantenimiento de tu vehículo, siempre debes pensar que es mejor prevenir que curar. Por eso, una de las maneras más sencillas de evitar averías por fugas de aceite consiste en seguir estas recomendaciones:
- Utiliza siempre aceites de motor de calidad contrastada que cumplan las especificaciones recomendadas por el fabricante de tu coche. Es la mejor garantía que puedes tener.
- Cambia aceite y filtros de manera regular. Mantener un aceite usado o un filtro gastado durante mucho tiempo reducirá la calidad del propio aceite de motor y dañará otros componentes del vehículo.
- Revisa con frecuencia el lugar donde aparcas el coche. Así detectarás la presencia de gotas de aceite a tiempo para tomar las acciones necesarias y remediar el problema cuanto antes.
Si sigues estos consejos, alargarás la vida útil de tu vehículo y contribuirás a mantenerlo en perfecto estado durante más tiempo.