Fórmula E, la hermana eléctrica (y espectacular) de la F1

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La competición eléctrica no para de crecer en innovación, seguidores y escuderías.

Puede parecer una competición menor para probar nuevas tecnologías y hacer publicidad. Nada más lejos de la realidad. La Fórmula E, la hermana eléctrica de la Fórmula 1, atrae cada vez a un mayor número de aficionados. La pasada temporada congregó a 411 millones de televidentes en 13 carreras y sus seguidores en redes sociales aumentaron el 212% respecto a la anterior. Incluso clásicos como Mercedes-Benz y Porsche han confirmado que se sumarán a la parrilla de salida a partir de la próxima temporada.

¿Cuál es el secreto para que una competición que solo lleva cinco temporadas activa coseche un éxito tan rotundo? El mismo que el de su hermana mayor: el gran espectáculo que ofrece a todo aquel que se acerca a ella. Eso sí, utiliza ingredientes distintos porque no hay que olvidar que en la Fórmula E compiten monoplazas eléctricos. Y que no es lo mismo conducir uno de estos vehículos que hacerlo con otro de combustión.

 

Algunas peculiaridades de la Fórmula E

La Fórmula E, en esencia, es similar a la Fórmula 1. Ambas siguen un sistema de puntuación estándar que otorga puntos a los mejores finalistas de cada carrera y cuentan con dos títulos diferenciados: mejor piloto y mejor equipo. También discurren en circuitos, aunque en el caso de la Fórmula E los trazados son siempre urbanos. La competición transcurre en lugares como Brooklyn, Riad, París, Londres o Santiago de Chile.

Sin embargo, es precisamente el uso de baterías en lugar de depósitos de combustible el principal condicionante para las carreras de Fórmula E. Al igual que en el caso de los coches de calle, estos monoplazas cuentan con una autonomía y potencia limitadas. Por esa razón, hasta la temporada pasada era necesario cambiar de vehículo durante la carrera. Los pilotos hacían pit stop, pero no para cambiar neumáticos o rellenar combustible. Lo hacían para salir pitando de su monoplaza y subirse a otro con la batería recargada.

En Fórmula E, los mecánicos del pit stop también trabajaban contra el reloj como sus colegas de Fórmula 1. Pero en lugar de hacerlo para reemplazar cubiertas o repostar en tiempo récord, lo hacían para ajustar los cinturones de seguridad al piloto en el nuevo monoplaza cuanto antes.

Desde la temporada 2018-2019 ya no existen esos pit stops obligatorios en Fórmula E para cambiar de coche. En su lugar, los equipos pueden cambiar neumáticos si lo necesitan. Esto se debe a que los monoplazas ya son capaces de completar cada gran premio -que en esta categoría se llama ePrix- con una carga de sus baterías. Eso sí, no está permitido recargarlas durante la carrera.

 

La estrategia en Fórmula E

El caso es que la eliminación de los pit stops para cambiar monoplazas eliminaba un importante punto a la estrategia de los equipos. En el caso de la Fórmula E, buena parte de esa estrategia tiene que ver con el ahorro de energía durante la conducción para que la recarga de la batería dure más o menos. De hecho, levantar el pie del acelerador en un momento dado podía dar la victoria a un piloto.

Por este motivo, la organización ha decidido implantar un sistema de carreras con dos modos de conducción. Uno de ellos, denominado modo ataque, es capaz de ganar hasta un segundo por vuelta respecto al modo estándar. Los pilotos deben utilizar ambos durante cada ePrix. Para activar el modo ataque, que da acceso a una potencia de 225 kW respecto a los 200kW del modo estándar, los pilotos deben pasar sobre una zona de activación, normalmente situada en la parte lenta de una curva. Si lo hacen, es posible que pierdan posiciones, pero a cambio podrán correr más que sus rivales y adelantarlos en los metros venideros.

Lo emocionante del modo ataque es que los equipos no saben cuántas veces y durante cuánto tiempo se podrá activar hasta una hora antes de la carrera. De esta manera, la estrategia a seguir deberá ajustarse prácticamente sobre la marcha, generando así más incertidumbre y acciones inesperadas.

Además, la competición cuenta con el Fanboost, un empujón extra de energía que los fans envían a sus pilotos favoritos. De esta manera, los cinco pilotos que reciben más votos de los aficionados en cada ePrix, podrán utilizar un pico de potencia adicional durante 5 segundos. Una ayuda que puede marcar la diferencia, por ejemplo, durante un adelantamiento.

 

Una prueba contra el reloj

Otra peculiaridad de la Fórmula E es que no cuenta con un número predeterminado de vueltas a un circuito, como ocurre con la Fórmula 1. La Fórmula E establece un periodo de tiempo, 45 minutos, durante el cual los monoplazas deberán completar la máxima distancia posible. Una vez que el líder pasa por la línea de meta al transcurrir los 45 minutos, todavía faltará una vuelta más para finalizar la carrera.

La hermana eléctrica de la Fórmula 1 ha sorprendido por su gran éxito gracias a su espectacularidad. Unos estándares que promete mantener la próxima temporada, que dará comienzo en Diriya (Arabia Saudí) el próximo 22 de noviembre.

 

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