Total te cuenta algunas particularidades de esta operación tan importante para la seguridad vial.
En posts anteriores te hemos contado por qué es tan importante el líquido de frenos y por qué no debes descuidarlo. Ahora te vamos a explicar algunas particularidades acerca de su sustitución. Se trata de una operación un tanto peculiar, ya que, para empezar, no existe un estándar entre fabricantes sobre cuándo se debe realizar o qué reglas se deben seguir.
Sin embargo, desde Total nos gustaría ofrecerte algunas directrices que te pueden ayudar a comprender mejor la operación de cambio de líquido de frenos, ya que existe una serie de principios que son generalmente aceptados dentro de la industria a la hora de sustituir este fluido.
En primer lugar, el líquido de frenos se debe sustituir siempre que las pruebas que se realizan en el taller muestren que el fluido falla. También es conveniente reemplazarlo a un intervalo de servicio algo menor que el recomendado por el fabricante, porque así te garantizarás una protección completa durante la frenada por parte del fluido.
Asimismo, se debe reemplazar el líquido de frenos cada vez que se realice una reparación mayor en los frenos.
Un fluido único
El líquido de frenos tiene algunas particularidades que lo distinguen de otros presentes en el vehículo. Una de ellas consiste en que este fluido trabaja en un sistema cerrado, por eso a veces se nos olvida su existencia. Sin embargo, como sabes, es muy importante mantenerlo en el mejor estado posible.
Además, debes saber que el líquido de frenos es higroscópico, es decir, absorbe la humedad. Por ello, puede mezclarse con el agua, que entra en forma de humedad, a través de mangueras y conexiones de las gomas. Si el depósito del cilindro maestro no está funcionando, el fluido puede absorber agua directamente del aire.
¿Qué significa esto? Que cuatro o cinco gotas de agua son suficientes para perjudicar el funcionamiento del sistema de frenado del vehículo. Esto se debe a que el agua que entra en el líquido de frenos disminuye su punto de ebullición, por lo que este puede llegar a hervir, haciendo que el pedal del freno se hunda sin darnos capacidad de frenad. El sistema de frenos funciona por el movimiento que damos al líquido, que no se puede comprimir; pero el agua al evaporarse en el sistema si se puede comprimir, lo que afecta a la frenada, ya que comprimimos el agua en forma de vapor.
¿Qué hacer si falla el sistemas de frenos?
Si te encuentras con que tus frenos dejan de funcionar mientras conduces, debes mantener la calma en todo momento. Enfócate totalmente en la calzada y toma medidas de inmediato para evitar las consecuencias. En primer lugar, haz saber a los demás usuarios de la vía que tienes problemas activando las luces de emergencia y haz sonar el claxon.
También debes quitar el pie del acelerador para comenzar a detener el vehículo y situarlo con cuidado en el carril de la derecha. La caja de cambios te puede ayudar a ralentizar el vehículo si reduces las marchas de manera progresiva.
Si tu vehículo tiene un sistema antibloqueo de frenos, presiona firmemente el pedal del freno. Si no es el caso, debes bombear el pedal: en algunos casos esto te permitirá reactivar los frenos al escaparse el gas fuera del sistema.
Una vez disminuida la velocidad, acciona el freno de estacionamiento de manera lenta y gradual. Mucho cuidado: si lo haces demasiado rápido y con demasiada presión, las ruedas se podrían bloquear.