Cómo evitar problemas con el filtro de partículas diésel (2)

Ya te contamos cómo funciona y cómo evitar obstrucciones. Ahora sabrás por qué un buen lubricante es fundamental para su mantenimiento.

¿Recuerdas lo que te contamos sobre sacar a pasear el filtro de partículas por la autovía de vez en cuando? Pues todavía hay más cosas que conviene que sepas sobre este elemento, también conocido como FAP, DPF o filtro antipartículas. Entre ellas, destaca su control periódico en el taller, ya que su correcto funcionamiento debe ser verificado.

Esto se debe a que los filtros de partículas diésel pueden presentar problemas debido a la forma en la que funcionan, como por ejemplo subidas de temperatura durante su regeneración u obturaciones por la presencia de residuos de la combustión.

Ojo al parche

El mantenimiento de estos elementos es de control. Esto quiere decir que el taller utiliza maquinaria específica que le permite verificar el estado del filtro antipartículas durante las revisiones.

Una vez más, el empleo de un lubricante adecuado que cumple las normas indicadas por el fabricante del vehículo en su libro de mantenimiento (SAE, ACEA, API o propias) es fundamental para alargar al máximo la vida de este componente del vehículo.

De hecho, si se han realizado los mantenimientos adecuados al vehículo, con el lubricante indicado, el cambio del filtro de partículas diésel se podrá realizar a partir de los 100.000 kilómetros. Eso sí, en el caso de los primeros vehículos que llevaban FAP, la sustitución se debe realizar antes.

Si se ha utilizado un aceite de motor inadecuado, es muy posible que tengas que cambiar el DPF antes de lo previsto, con el consiguiente disgusto en forma de factura del taller, que en este caso suele ser bastante elevada.

Esto es así porque algunos aditivos del lubricante, al quemarse en la cámara de combustión, pueden dar lugar a sales metálicas, también conocidas como cenizas sulfatadas, que llegan al filtro, donde son retenidas. Lo malo es que estas sales no pasan a gas con las temperaturas que se generan en el FAP, por lo que se acumulan y obturan el paso de los gases.

En realidad, ni siquiera con el proceso de regeneración del FAP, del que ya te hablamos en otro post, se pueden eliminar las cenizas sulfatadas. Cuando la cantidad de cenizas es elevada, la regeneración se produce cada pocos kilómetros. Esto provoca que aumenten las temperaturas de los componentes del filtro y que se llegue a poner literalmente al rojo vivo todo el sistema del escape.

Este resultado se puede observar en casos extremos y se produce como consecuencia de un aumento de la presión y la temperatura dentro del FAP. Esto puede llevar finalmente a la destrucción del propio filtro. Lo sabrás porque en estos casos se pueden encontrar restos de cerámica en la salida del escape.

¿Cómo evitar las dichosas cenizas sulfatadas?

Si quieres ahorrarte todos los quebraderos de cabeza que produce la formación de cenizas sulfatadas, lo mejor que puedes hacer es utilizar lubricantes de calidad. De hecho, se han desarrollado productos denominados LOW SAPS, que quiere decir que son bajos en cenizas, fósforo y azufre.

Estos productos dejan cantidades ínfimas de cenizas sulfatadas en el FAP y se indican en los libros de mantenimiento bajo distintas normas, como ACEA (C1, C2, C3 y C4); BMW LL 04; MB 229.52, 229.51 y 229.31; VW 504.00/507.00; Renault 0720; PSA B 712290 (Citroën y Peugeot); Dexos II (Opel); JASO DL-1 (Mazda).

Te preguntarás por qué hay tantas normas. Pues esto es así porque cada fabricante tiene distintos tipos de filtros de partículas y sistemas de control, por lo que han desarrollado normas específicas para sus necesidades.

Por eso es tan necesario utilizar lubricantes que cumplan las normas que indican los fabricantes para evitar problemas con los filtros de partículas. Para eso siempre hay que tener en cuenta la norma SAE, que indica cómo se mueve el aceite por el motor, así como la ACEA o del fabricante que venga indicada en el libro de mantenimiento del vehículo.

Así que ya sabes: si eliges un lubricante de calidad y adecuado a tu coche, mantendrás no solo el motor en condiciones de funcionamiento óptimo, sino también los sistemas de tratamiento de gases que lleva el vehículo en el sistema de escape.