Hibridaciones, turbos, peso… todo ayuda a gastar menos combustible.
No es la primera vez que lo comentamos. Ni la segunda, ni la tercera. Reducir el consumo de combustible es el Santo Grial que persiguen los fabricantes de vehículos. Buena parte de la culpa la tienen las normas de emisiones, como las EURO, que exigen que los vehículos gasten cada vez menos combustible para su cumplimiento.
El ideal en este caso sería el coche eléctrico, con sus cero emisiones durante su funcionamiento. El problema es que todavía no es una opción popular porque tiene ciertas limitaciones como una autonomía escasa y precios de venta elevados.
Así que mientras esperamos al coche eléctrico perfecto, las tecnologías van ayudando a los vehículos a reducir el consumo a base de pasos intermedios, como la hibridación. En cualquier caso, el uso de motores de combustión continua, por eso hay que reducir sus emisiones al máximo. Y es la tecnología la que se encarga de conseguirlo.
Cómo reducir el consumo en los motores de combustión
Los vehículos actuales se encuentran en una transformación continua. Buena parte de ese cambio tiene que ver con las adaptaciones que se realizan para que consuman el mínimo combustible posible y, por tanto, reduzcan al máximo sus emisiones.
El peso del automóvil es un factor esencial en ese objetivo, por eso se utilizan cada vez más las aleaciones metálicas, muy ligeras, con el aluminio como protagonista. Al aligerar las estructuras, el peso total disminuye y el motor tiene que hacer menos esfuerzos para mover el vehículo.
Otro elemento que evoluciona es el turbo. Ahora es variable para adaptar la carga de aire a lo que requiere cada momento. También el sistema de válvulas puede ser variable por el mismo motivo. Se trata de meter en la cámara de combustión la carga de oxígeno necesaria para quemar de manera óptima la cantidad de combustible que se introduce en ella. O, lo que es lo mismo, para obtener la máxima energía posible del carburante que se utiliza.
Así evolucionan los híbridos
La hibridación es otra de las maneras que se exploran para consumir menos combustible y reducir las emisiones de los vehículos.
En un principio, se comenzó a utilizar una microhibridación (Start/Stop), capaz de disminuir el consumo el 5% en los coches pequeños, según los ensayos del NEDC. Su denominación es HEV (coche eléctrico híbrido).
En los coches compactos (de 1.200 a 1.700 kg) se emplea la tecnología Mild-Hybrid, que se basa en el uso de una batería de medio voltaje, más un ICE (motor de combustión interna), un sistema Start/Stop y otro de recuperación de energía en la frenada. También en estos vehículos se ha desarrollado la tecnología Full Hybrid, que combina una propulsión principal ICE con otra secundaria por batería y logra ahorros del 20% al 30%. Estos coches también se denominan HEV.
Por su parte, el nivel Plug-in Hybrid se diferencia de los anteriores en que es la batería la encargada principal de suministrar energía, mientras que la del ICE es la secundaria. Cuenta con los elementos anteriores y, además, su batería se puede recargar en la red eléctrica. En estos casos, el ahorro de combustible alcanzaría el 50%. La denominación en este caso es PHEV (vehículo eléctrico híbrido enchufable) o EREV (de batería extendida).
A medida que se va sustituyendo la potencia del motor de combustible por la del eléctrico, consumo y emisiones disminuyen.
Los próximos pasos
En cuanto al coche eléctrico, tener que enchufarlo para recargarlo es uno de sus mayores hándicaps. Sería mucho más sencillo producir la energía en el propio coche mientras circula. Pues esto es posible gracias a los coches eléctricos de pila de hidrógeno.
En estos vehículos, el hidrógeno se recarga en un depósito y se emplea en una pila. Allí, el hidrógeno se oxida y esa reacción química produce la electricidad, que se puede utilizar directamente o almacenar en una batería. El resultado de todo esto es simplemente agua, no hay emisiones contaminantes.
Además, actualmente se proyectan vehículos eléctricos que emplean la energía solar. Para ello utilizan celdas solares capaces de convertir esa energía en electricidad para que la aproveche el vehículo.
Los coches eléctricos evolucionan de manera rápida, especialmente para solucionar su mayor punto débil: las baterías y su autonomía. Los esfuerzos en este sentido buscan ofrecer una solución equivalente a la que ofrecen los vehículos con motor de combustión, algo que todavía no se ha conseguido.
Mientras, mantener el consumo y las emisiones a raya es un aspecto que debemos cuidar en los vehículos con motores de combustión. El aceite de motor es un elemento muy importante para lograrlo, por eso siempre debes elegir productos de calidad y adaptados a las especificaciones que marca el fabricante. Es la mejor estrategia para ahorrar tanto en carburante como en averías.