Te contamos las diferencias entre homologaciones y normas. También te enseñamos a elegir un lubricante adecuado para tu vehículo.
En un artículo anterior ya te habíamos hablado de las homologaciones para lubricantes y cómo ayudan los productos que las cumplen a asegurar el buen funcionamiento del motor. También te hemos explicado por qué son tan importantes para saber si un aceite de motor da la talla para tu vehículo. En esta ocasión te ofreceremos algunos detalles más sobre estos sistemas, como su duración, la diferencia respecto al concepto “nivel de calidad” o entre normas internacionales y propias.
El período de vigencia de una carta de homologación otorgada por un fabricante de vehículos dura entre dos y cinco años. Cuando se acaba este período, el fabricante del aceite la debe renovar. Para ello, informa sobre si se han producido cambios o no en la formulación del aceite.
¿Qué pasa si un aceite ha cambiado la formulación?
Los fabricantes de aceites de calidad trabajamos constantemente para evolucionar los productos. Por eso, en el caso de que se haya dado un cambio en la fórmula del lubricante, es necesario iniciar de nuevo el proceso de homologación, que prueba que el producto cumple con las especificaciones de la marca del vehículo.
Ya te hemos contado cómo es este proceso y las pruebas que implica habitualmente. Se trata de un ensayo largo (normalmente ocupa entre dos y tres años), que requiere de una flota de vehículos sobre los que realizar los ensayos (camiones, coches, flotas de taxis…). También es necesario trabajar con concesionarios para asegurar el mantenimiento adecuado del vehículo y las tomas de muestras. Asimismo, se precisa un laboratorio de la marca del vehículo para realizar los test, así como personal especializado.
En resumen, estamos hablando de un proceso largo y costoso que asume el fabricante del aceite que se pone a prueba. Esto supone que el hecho de contar con la homologación de una marca requiera una inversión que no todas las empresas se pueden permitir.
Por esta razón hay muchas marcas de lubricantes que emplean expresiones como “nivel de calidad” en sus fichas técnicas. Esto significa que los ensayos no se han realizado con el constructor del vehículo y el producto no cuenta con la carta de homologación. En estos casos es el propio fabricante del aceite quien respalda el cumplimiento niveles.
¿Qué son las recomendaciones o preconizaciones?
En el mercado de lubricantes existe otra figura, que es la recomendación o preconización de una marca y de algunos de sus productos. Este caso en concreto se basa en las homologaciones y además indica el grado de relación que existe entre dos empresas_
– Relaciones técnicas: normalmente se trata de un acuerdo entre dos empresas que desarrollan conjuntamente sus productos y mantienen una larga relación técnica. Este sería el caso de un fabricante de lubricantes que desarrollara junto a un productor de cajas de cambios tanto la caja como el aceite. Se trata de desarrollos que pueden implicar varios años de duración y con costos económicos notables. Por eso, es posible que el fabricante de la caja de cambios no quiera repetir los ensayos, motivo por el cual nadie más puede homologar su lubricante para ese producto.
– Relaciones de alta competición: las grandes empresas refinadoras como Total desarrollan combustibles, lubricantes, grasas y otros productos para los equipos de competición en el mundo del motor. Esto facilita otro tipo de acuerdos con los fabricantes de los motores.
– Acuerdos comerciales: pueden tener alcance mundial o bien abarcar zonas o incluso países, según factores como el precio o la implantación del fabricante de lubricantes.
Por ello es por lo que verás a menudo que en el mercado existen varios lubricantes homologados por un fabricante de coches, pero solo recomienda una marca y sus productos de manera explícita.
¿Qué significa todo esto a la hora de cambiar el aceite? Que no es obligatorio que compres el producto de una marca recomendada si quieres mantener la garantía de tu coche: puedes adquirir el lubricante de otro fabricante, siempre y cuando cumpla con la homologación del constructor para su vehículo y se encuentre en su lista de productos homologados.
¿Qué pasa si el fabricante no tiene normas propias?
En el caso de que el constructor del vehículo no cuente con sus propias homologaciones, existen las normas internacionales (API, ACEA, JASO, ISO….) Se trata de normas que crean las asociaciones de constructores de coches según las necesidades del mercado y que establecen los ensayos o test que se deben realizar, así como los límites de calidad para el aceite. Por ejemplo, en el caso de ACEA los niveles de calidad para los aceites motor son A3/B4, A1/B1, A5/B5, C1, C2, C3, C4.
Si un lubricante cumple con los requisitos que requieren estas normas, su fabricante puede reclamar el reconocimiento del cumplimiento del nivel de calidad que le corresponda.
Los constructores que no han desarrollado sus propias normas de calidad de aceites se basan en estas normas internacionales. Por ejemplo, las firmas asiáticas suelen recomendar, en sus libros de mantenimiento del vehículo, el uso de productos con los niveles ACEA, API o JASO que en ellos se indican.
¿Cuál es la diferencia entre una norma propia y una internacional?
Respecto a las diferencias entre normas propias y normas internacionales, hay que tener en cuenta que estas últimas se basan en las exigencias de muchos constructores de vehículos, no de uno en concreto. Por eso los ensayos no responden a todas las necesidades de una marca de automóviles determinada, sobre todo si este destaca por su desarrollo de nuevas tecnologías y por la investigación.
También hay que tener en cuenta que el constructor del vehículo se juega su reputación, por eso las normas que promueve este tipo de empresas suelen ser más exigentes en sus ensayos que las internacionales.
Como normal general, la norma del constructor es más exigente y se dirige en concreto a las necesidades de sus vehículos. Por eso la exigencia de calidad es mayor y, por tanto, ofrece mayor seguridad al usuario.
¿Cómo puedo asegurarme de que empleo un aceite correcto para mi vehículo?
Si te preguntas esto, la respuesta es bien sencilla. Desde Total te recomendamos que busques en el libro de mantenimiento de tu automóvil cuál es la norma que exige su constructor y compres un lubricante que la cumpla. Si puedes, verifica en la web de la marca del vehículo que, efectivamente, ese aceite está realmente homologado. Esta es la mejor manera de asegurarte el empleo de un producto de calidad realmente adecuado para el motor de tu coche.