Refrigerante: diferentes tecnologías para diferentes motores

El Refrigerante es vital para el buen funcionamiento del motor y por eso debe adaptarse a él.

Sacar calor de las partes del motor que se ven sometidas a las mayores temperaturas. Esta es la principal función del líquido refrigerante, un fluido vital para la salud del motor de un vehículo. Lo que ocurre es que, como cada motor tiene sus propias características, ese fluido debe adaptarse a él. Y ahí es donde entran en juego las tecnologías de los refrigerantes, sobre las que te vamos a contar algunas cosas a continuación.

Aditivos que evitan problemas

Como comentábamos, los refrigerantes se dedican a extraer calor del motor. Concretamente, lo hace en la zona de la camisa —donde se produce el intercambio de calor— y de la cámara de combustión, que es donde se quema el combustible para obtener la energía que mueve las ruedas. Por eso se genera allí una gran cantidad de calor.

El componente que se encarga de extraer calor es el agua del refrigerante, por su alta capacidad de absorberlo. Su punto de evaporación está en los 100º C. Por otra parte, el glicol es el componente que aumenta el punto de ebullición de la mezcla agua/glicol, además de disminuir el punto de congelación. Normalmente se utiliza el MEG (mono etilen glicol) debido a su menor costo, pero también se utiliza el MPG (mono propilen glicol) porque tiene una toxicidad menor.

A estas mezclas de glicol y agua, normalmente en concentraciones entre el 40 y el 50%, se les añaden paquetes de aditivos para evitar los principales problemas que nos encontramos en los sistemas de refrigeración: la corrosión, la cavitación y la erosión. Aunque dentro de estos paquetes podemos encontrarnos otra serie de aditivos, como los anticalcáreos, los amargantes, los estabilizadores, los mantenedores del pH, los antiespumantes o los colorantes, entre otros.

¿A qué vienen tantos aditivos? Muy sencillo: porque estos productos tienen que cumplir varios objetivos. Deben tener un largo período de mantenimiento, deben ser compatibles con todos los elementos del sistema —cauchos, metales…—, deben cumplir normativas de seguridad y salud, así como ayudar a disminuir sus emisiones. Además, su residuo debe poder tratarse.

Aditivos anticorrosivos del refrigerante

Dentro de los aditivos del refrigerante, el paquete correspondiente a los a los anticorrosivos es muy pequeño, pero su impacto en la calidad del producto es muy importante. Recordemos que el agua produce corrosiones en los metales, por lo que este tipo de aditivos es esencial.

Es en este punto donde se habla de las diferentes tecnologías que se aplican en los refrigerantes, ya que podemos utilizar los OAT (tecnología de ácidos orgánicos) o los inhibidores minerales, e incluso combinaciones de ambos. Su uso dependerá sobre todo de los requerimientos de los motores y de aspectos regionales —legislación, hábitos, requerimiento de componentes específicos—.

Los OAT tienen, por un lado, una larga vida útil y, por otro, un poder de “curación” de las superficies. De hecho, los OAT regeneran las superficies cuando se oxidan con el metal que las forma, volviendo a formar la base de óxido de metal. Esto produce que el aditivo tipo OAT se consuma muy lentamente.

Por esta razón los OAT se utilizan en todos los tipos de productos, tanto en mezclas con aditivos minerales como sin ellos. Esto permite un alargamiento de los cambios del producto, si lo comparamos con el uso exclusivo de aditivos anticorrosivos minerales.

Diferencias por región… y por motor

Como comentábamos, el uso de aditivos depende, en parte, de aspectos regionales. En Europa se pide que el refrigerante esté libre de fosfatos, aminas y nitritos, así como que el fluido sea compatible con aguas duras —con alto contenido en cal—.

Por ejemplo, es importante para los fabricantes alemanes que el producto tenga silicatos, así que en estos casos hablaríamos de productos en los cuales se utilizan aditivos OAT exclusivamente o mezclados con silicatos. Los aditivos anticorrosivos con silicatos proporcionan una protección uniforme para todos los metales, pero reaccionan rápidamente, por lo que también desaparecen rápidamente.

En Japón, sin embargo, se requiere que el producto esté libre de silicatos y que tenga fosfatos, además de los OAT. Lo que se busca en este caso es la compatibilidad con la bomba que mueve el fluido. Los aditivos anticorrosivos de base fosfato proporcionan una protección excelente contra la corrosión y mantienen el pH en su valor correcto en la mezcla. Sin embargo, su concentración cae rápidamente al reaccionar con los metales del sistema y pueden dar lugar a la formación de depósitos.

Mientras, en los Estados Unidos se requiere que los anticorrosivos tengan fosfatos y silicatos, incluso nitritos, además de los aditivos OAT. En estos fluidos es importante combatir también el problema de la cavitación, contra la cual los aditivos anticorrosivos de base nitrito ofrecen una protección excelente. Asimismo, protegen a las aleaciones ferrosas contra la corrosión, pero también reaccionan rápidamente.

¿En qué se traduce todo esto? En que, en función de las zonas, podemos ver que se comercializan productos con OAT, con o sin mezcla de aditivos anticorrosivos minerales (silicatos, fosfatos…). Todo ello en función de los requisitos de los fabricantes, que dependen principalmente de las tecnologías aplicadas en los motores y los materiales de los sistemas de refrigeración.

Esto es así porque las tecnologías de los motores afectan a las temperaturas que se producen en su interior. Por esa razón el diseño de los sistemas de refrigeración se hace en función de los motores para evacuar al máximo el calor generado. Y esto, a su vez, conlleva que los problemas de corrosión y/o cavitación sean diferentes en función del tipo de motor. Por eso es necesario el uso de una tecnología u otra en los aditivos anticorrosivos que contienen los refrigerantes.

Como ves, utilizar un refrigerante de calidad y formulado conforme a los requisitos del motor de tu vehículo es muy importante para que funcione correctamente el máximo de tiempo posible.