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Aceites y aire acondicionado del coche: lo que debes saber (1)

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El verano se acerca y el aire acondicionado de tu coche volverá a convertirse en tu mejor amigo. ¿Sabes cómo funciona?

Presionar un botón o accionar una rueda bastan para conducir con total comodidad aunque caiga el pájaro fuera del coche. Hace no tanto tiempo, esto era una especie de sueño de ciencia ficción. Eso era cuando las carreteras españolas se llenaban de vehículos con familias enteras dentro sudando la gota gorda en sus viajes de vacaciones, hacia la playa, la montaña o el pueblo de los abuelos.

El aire acondicionado ha sido, sin duda, el gran invento en cuanto a confort dentro del vehículo se refiere. Hoy todos sabemos que, cuando empiezan a aumentar las temperaturas y el verano se acerca, este sistema se convierte en nuestro mejor amigo y el compañero de viaje que no puede faltar. Por eso es tan importante mantenerlo siempre en buen estado y garantizar así su correcto funcionamiento.

Para ello, no está de más conocer un poco más a fondo este sistema, que utiliza algunos fluidos para funcionar. Se trata de productos que deben llevarse bien entre sí. Pero antes de entrar en eso, vamos a conocer algunos componentes básicos del sistema de aire acondicionado del coche.

El corazón del aire acondicionado

Desde el punto de vista constructivo, cualquier sistema de aire acondicionado consta de cuatro componentes básicos: compresor, válvula de expansión, evaporador y condensador. De ellos, el compresor es el corazón y el elemento más importante del sistema.

A grandes rasgos, la función de compresor consiste en mover el refrigerante a través del sistema, así como comprimir el gas a baja presión para descargarlo a una presión elevada.

También hay distintos tipos de compresores para el aire acondicionado de los vehículos. Básicamente son cuatro:

– Compresor rotativo de espiral: en este caso, la compresión del aire se lleva a cabo a través de un rotor en forma de espiral que funciona junto a otra. Se trata seguramente de la modalidad más destacada en términos de eficiencia energética.

– Compresor rotativo de tornillo: está formado por un conjunto de rotores engranados entre sí con sentidos de giro opuesto. El rotor macho cuenta con cuatro lóbulos engranados a los seis alveolos del rotor hembra. El movimiento giratorio de los rotores provoca que el gas refrigerante se comprima.

– Compresor rotativo de pistón rodante: está constituido por dos ejes concéntricos, uno correspondiente al motor y el estator y uno excéntrico, el del rotor. Cuando el compresor gira, el vapor aspirado en el compresor ocupa el hueco existente entre rotor y estator, comprimiéndose hasta que la presión provoca que la válvula de escape se abra, produciéndose su descarga del sistema.

– Compresor centrífugo: en este tipo de compresores se aprovecha la fuerza centrífuga producida por la velocidad con que el fluido procedente de los álabes pasa al rotor, que provoca un aumento en la presión.

En el caso de los vehículos, lo más habitual es que sea la propia correa de transmisión del motor la que accione también el compresor del aire acondicionado. Asimismo, algunos emplean un compresor con un embrague que lo conecta electrónicamente cuando se acciona el botón del aire acondicionado en el vehículo. En otros casos, los compresores del vehículo se encienden automáticamente al arrancar el motor.

Lubricante para aire acondicionado, un elemento esencial

Como ocurre con cualquier compresor, el del aire acondicionado de nuestro vehículo cuenta con piezas móviles que necesitan lubricación. Precisamente el lubricante es un elemento imprescindible para que el compresor de nuestro vehículo funcione adecuadamente y por mucho tiempo.

De hecho, los lubricantes para compresores de aire acondicionado desempeñan una gran cantidad de funciones, todas ellas importantes. Entre otras, se encargan de disminuir la fricción y el desgaste del compresor, de evacuar el calor y reducir el ruido que se producen durante la compresión o de actuar como elemento sellante.

Además, este producto debe ser compatible con los distintos componentes y materiales del circuito de refrigeración. Y no solo eso: también debe ser capaz de resistir tanto las altas temperaturas en la descarga del compresor, como las bajas de la válvula de expansión y el evaporador.

¿Se le puede pedir algo más a un producto? Por supuesto que sí. El lubricante del compresor no solo debe realizar todas esas funciones a la perfección. Además, debe llevarse bien con el refrigerante específico que utiliza el sistema de aire acondicionado de nuestro vehículo. Esto se debe a que siempre hay una pequeña cantidad de aceite que circulará a través del circuito de refrigeración, ya que el refrigerante lo arrastrará al salir del compresor.

Esta es la razón por la que es esencial que nuestro lubricante sea compatible con el refrigerante utilizado en el aire acondicionado del vehículo. Solo así se evitará que, con el tiempo, el compresor se quede sin aceite y se pueda originar una avería mecánica.

En próximos contenidos te hablaremos sobre los tipos de lubricantes para aire acondicionado que existen y cómo elegir el mejor para tu vehículo, entre otras cuestiones. Efectivamente, también en este caso es necesario encontrar productos de calidad y adecuados a sus características.

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