La evolución de los vehículos a motor pone a prueba a los lubricantes constantemente. ¿Sabes por qué?
Ahorrar combustible, duración del motor, control de emisiones, prestaciones… Seguro que todo esto te suena. Efectivamente, son palabras que se corresponden con los principales desafíos a los que tratan de responder los motores actuales. Queremos vehículos cada vez más económicos y ecológicos, que nos entreguen todo lo que llevan dentro y que, además, duren mucho tiempo en buenas condiciones. El aceite, cómo no, tiene mucho que decir en todo esto.
La fricción es la clave
Para alcanzar altos niveles de economía, protección, ecología y eficiencia, es necesario reducir la fricción que se da en el motor. Es decir, hay que prevenir los contactos entre las superficies, creando una película de aceite capaz de mantenerlas separadas. Eso sí, hay que hacerlo con viscosidades cada vez más bajas tanto en caliente como en frío (SAE 0W-30, 0W-20, 5W-20), entre otras razones porque los propulsores son cada vez más pequeños, pero también más potentes. En el caso de Japón, se utilizan lubricantes incluso más fluidos, de SAE 0W-16, 0W-12 y 0W-8.
Bajar la viscosidad es esencial para reducir el consumo y, con él, las emisiones contaminantes de un vehículo. Lo que ocurre es que hay que hacerlo de tal manera que se mantenga la vida útil de los elementos que entran en contacto con el lubricante.
Nuevos combustibles a la vista
El uso de nuevo combustibles en los vehículos modernos es una tendencia muy potente. Este es el caso del gas natural (GNC y GNL) o el GPL. También ellos ponen a prueba la capacidad de evolución de los lubricantes. Proporcionan unos niveles de emisiones más bajos, pero crean al mismo tiempo pequeñas variaciones en la manera de quemar el combustible en la cámara.
Incluso existen variaciones en el caso de los gasóleos y las gasolinas. En estos casos, la parte de biocarburante que incluyen aumenta cada vez más y hoy supone el 7%.
Esto no es todo: en la actualidad hay vehículos capaces de trabajar con dos tipos de carburantes, como gasolina y gas natural o gasolina y alcohol. Incluso pueden estar hibridados con un motor eléctrico.
¿Qué suponen todas estas innovaciones? Que los sistemas de inyección evolucionan. Esto se debe a que la compresión para la ignición en el caso de los coches diésel se adapta a las nuevas soluciones. En cuanto a los de gasolina, su inyección se da cada día a mayores presiones y, además, es multipunto.
Así evolucionan los lubricantes
Para adaptarse a esta gran cantidad de avances, los aceites han ido cambiando a lo largo de los años. A continuación, encontrarás algunas de las variaciones más importantes que se han incorporado:
– Rápida evolución hacia bases sintéticas: ahora se utilizan bases del grupo III y IV. Son las que proporcionan las mejores prestaciones frente a las altas temperaturas del motor y también en los arranques a bajas temperaturas.
– Nuevos materiales: biomateriales y esteres, entre otros, se incorporan a las recetas de los aceites.
– Menos viscosidades en caliente y en frío: son necesarias para proporcionar la viscosidad correcta en los nuevos motores, pero deben mantener una volatilidad baja para evitar el consumo de aceite.
– Empleo de aditivos químicos que cumplen nuevas normativas (REACH): estas directrices tienen como objetivo proteger la salud de las personas y también el medio ambiente.
– Productos bajos en cenizas (Low SAP): como deben ser compatibles con los sistemas de tratamiento de los gases de escape, es necesario que los aceites cumplan con esta característica.
– Compatibilidad con las nuevas superficies de las piezas: se trata de DLC, polímeros y otros materiales. Se han diseñado específicamente para que los nuevos motores quemen adecuadamente los combustibles.
– Hacer frente a nuevos problemas: por ejemplo, el temido LSPI de los nuevos motores de gasolina TGDI, del que ya te hemos hablado. Para evitarlo, se cambian y adaptan las fórmulas de los aceites.
– Inclusión de nuevos paquetes de aditivos para SAE más bajas: la presencia de aditivos antidesgaste y modificadores de fricción requiere reformular los productos.
Todos estos cambios están relacionados con las nuevas normas que aparecen en el mercado. Con cada nueva motorización que se lanza, encontramos nuevos ensayos que aumentan las exigencias sobre el aceite (API, ACEA o las de fabricante del vehículo). Así se logran productos cada vez más específicos y que cumplen las normas de un fabricante en concreto. De hecho, la tendencia apunta a que se desarrollarán productos a medida de cada constructor de vehículos. Esto, como comprenderás, aumenta mucho la complejidad de un mercado que, ya de por sí, no tiene nada de sencillo.
Además, los ensayos con cada vez más severos. Sobre todo, en cuestiones como la limpieza de los pistones cuando parte del combustible es bio o la formación de barros tanto en la parte alta del motor como en la baja. El uso de nuevos materiales en el motor o el control de la oxidación son también elementos importantes, ya que se trabaja con propulsores que tienen temperaturas de trabajo más elevadas.
Así de complicado lo tienen los lubricantes de calidad. Por suerte, los equipos de expertos como los que trabajan en Total estudian cada día la manera de responder a los retos que les plantea la automoción. Como puedes ver, elegir un aceite de calidad que responda a los requisitos de tu vehículo es muy importante para mantenerlo en buenas condiciones.
1 comentario en “Los desafíos que la tecnología del motor plantea a los aceites”
LOS LUBRICANTES CADA VEZ MÁS ESPECIFICOS Y EXIGENTES.
BUEN ARTICULO.