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Contaminación del aceite por combustible: esto es lo que pasa

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Un lubricante de calidad y en buen estado es fundamental para evitar averías.

Si sigues habitualmente este blog, lo sabes: no nos cansaremos jamás de recomendarte el uso de un aceite de calidad y adecuado para el motor de tu vehículo. De que lo hagas depende, simple y llanamente, su correcto funcionamiento. De hecho, una de las principales causas de avería en los motores de combustión tiene que ver con el tipo y la calidad del lubricante utilizado. Y más de la mitad de estas incidencias tienen que ver con contaminación del aceite.

En realidad, esa contaminación del aceite puede darse por distintos tipos de contaminantes, que pueden ser internos o externos. Por ejemplo: agua, combustible, refrigerante, polvo u otros subproductos procedentes del proceso de combustión del motor. En esta ocasión vamos a centrarnos en las causas y consecuencias de la contaminación del aceite de motor por combustibles.

¿Por qué se da la contaminación del aceite de motor por combustible?

Si en el motor no se quema totalmente el combustible que se introduce en la cámara de combustión, este tiende a descender hacia el cárter a través de la falda del pistón, donde se mezclará finalmente con el aceite del motor.

El primer efecto que puede producir este fenómeno es el lavado de las paredes de las camisas de los cilindros, de las faldas de los pistones y de los segmentos. Este es un proceso que se da porque ese combustible que no se quemaba en la cámara de combustión y se dedica a limpiar el lubricante de esas zonas y a desplazarlo hacia el cárter.

¿La consecuencia de todo esto? Exacto: estas zonas se quedan sin lubricación y sus superficies pueden rozar entre sí. De esta manera, se produce el desgaste o “pulido” de las camisas. Este efecto dificulta que el lubricante permanezca en esas áreas, por lo que es más fácil que se produzcan problemas como el gripado del pistón y de la propia camisa.

El aceite de motor se diluye

El lavado de las paredes de las camisas no es el único efecto que produce la contaminación del aceite de motor por combustible. También puede darse la conocida como dilución por combustible, que consiste en la pérdida de la viscosidad del aceite de motor por la disolución del combustible en el seno del aceite.

Ya te hemos hablado de la importancia de contar con un aceite de motor con la viscosidad adecuada para tu vehículo. De hecho, si la contaminación por combustible acaba por reducir mucho la viscosidad del aceite, la película que se formará en los diferentes componentes del motor será más débil.

Esto se da sobre todo en ciertas zonas críticas, como los casquillos de biela y cigüeñal, con el riesgo de que las superficies metálicas entre en contacto directo. La consecuencia ya la conoces: las piezas se desgastarán rápido e incluso los elementos más críticos del motor podrán sufrir el temido gripado.

Biocombustibles, un reto añadido

El paso del combustible al aceite que hay en el cárter puede tener una tercera consecuencia, que tiene que ver con el contenido de biocombustibles que presentan los carburantes actuales. De hecho, hoy tanto el gasóleo de automoción como la gasolina integran en su formulación biocombustibles: biodiésel en el primer caso y bioetanol en el segundo.

Esta es la razón por la que verás en las gasolineras denominaciones como B7 para el gasóleo o E5 para la gasolina. Ambas te indican que estás repostando un combustible con cierto porcentaje de biodiésel.

Así, cuando hablamos de diésel B7 nos referimos al porcentaje de biodiésel que existe sobre el gasóleo convencional procedente del petróleo, en este caso, del 7%. Si fuera B10, el porcentaje sería del 10%. Lo mismo ocurre con las gasolinas: E5 se refiere a la 95 octanos con hasta el 5% de etanol y E10, a la de 98 octanos con hasta el 10% de etanol. Son las nuevas denominaciones para combustibles de automoción que establecen las normas UNE correspondientes: UNE-EN 590 para gasóleos y UNE-EN 228 para las gasolinas.

Esta presencia de biocombustibles en los carburantes presenta un reto añadido para los lubricantes. Por un lado, las altas temperaturas a las que se somete el aceite —y, con ello, el combustible que va diluido en él— hacen que las fracciones más volátiles del combustible se evaporen, mientras que las más pesadas permanecen en el seno del lubricante.

Este es el motivo por el que se va concentrando una mayor cantidad de biocombustible en el aceite del cárter que, al ser menos volátil y más viscoso, provoca un espesamiento del lubricante.

Esto quiere decir que tendremos comprometida de nuevo la viscosidad del lubricante. En este caso, esa viscosidad será más elevada, lo que provocará que el aceite circule con mayor dificultad a través del circuito de lubricación del motor. De este modo, los componentes críticos del motor estarán expuestos a un desgaste mayor y más rápido.

Por otro lado, el uso de biocombustibles puede disminuir el rendimiento de los aceites de motor, hasta el punto de reducir los intervalos de cambio de aceite. Esto se debe a que aceleran la oxidación del aceite, incrementando su acidez. De esta manera, pueden llegar a reaccionar con algunos aditivos del lubricante, sobre todo con los antidesgaste.

ACEA: lubricantes a prueba

Todos estos fenómenos relacionados con el biocombustible son tan importantes, que la asociación de fabricantes de vehículos europeos ACEA ha desarrollado dos ensayos específicos al respecto: el CEC L-104, que controla los efectos del biocombustible en el motor —pistón, anillos y formación de barros—; y el GFC-Lu-43 A11 —oxidación en presencia de biocombustible—, donde se controla la presencia de combustible y los efectos que produce.

Estos ensayos permiten evaluar la capacidad que tienen los lubricantes de lidiar con las posibles diluciones por combustible y proteger el motor. Es decir: hasta qué punto pueden mantener sus características, propiedades y aumentar esa capacidad de protección frente al reto que suponen los biocombustibles.

Esta es solo una razón más por la que es tan importante que el motor de tu coche disponga de un lubricante de calidad contrastada, correctamente formulado y que sea capaz de soportar no solo la posible dilución por combustible, sino también los efectos adversos de los biocombustibles en el aceite de motor. En un próximo artículo te hablaremos sobre la contaminación de aceite por refrigerante y sus consecuencias, que también las tiene.

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