Los motores de combustión de los automóviles híbridos tienen un funcionamiento peculiar. Te lo explicamos.
“Bueno, pues si los coches híbridos tienen motores de combustión, todo el tema del aceite será igual que en un vehículo convencional, ¿no?”. Pues no. Tanto si has pensado esto alguna vez como si no, acompáñanos a un apasionante paseo por el funcionamiento de los vehículos híbridos y las razones por las que no pueden utilizar cualquier lubricante.
Qué es un vehículo híbrido (o I.C.E. electrificados)
Ya sabes que los vehículos híbridos son cada vez más populares. Esto se debe sobre todo a la creciente exigencia de las normas anticontaminación. Los fabricantes de vehículos buscan soluciones para que sus modelos cumplan con la normativa y por eso aceleran cada vez más la electrificación de los vehículos ligeros.
Esta es la razón por la que la industria del automóvil presenta constantemente al mercado nuevas tecnologías de vehículos que combinan uno o varios motores eléctricos con un motor de combustión interna (I.C.E.) A estos vehículos que combinan propulsión eléctrica con motor de combustión se les llama vehículos híbridos o I.C.E. electrificados.
¿Y qué tiene que ver esto con el aceite de motor? Todo: resulta que estos nuevos vehículos híbridos demandan toda una nueva gama de lubricantes. Estos productos tienen que proteger adecuadamente el motor de combustión y los nuevos sistemas de postratamiento. Y esto no se consigue exactamente igual que en los coches convencionales porque el I.C.E. de un vehículo híbrido suelen funcionar de una manera peculiar.
Nuevos lubricantes para nuevos desafíos
Sí, has leído bien: aunque pueda parecer extraño, un I.C.E. en un vehículo híbrido tiene un patrón de funcionamiento bastante diferente al que pudiera tener ese mismo motor montado en un vehículo convencional sin hibridación.
Hay que tener en cuenta que, en un vehículo híbrido, el I.C.E. puede permanecer apagado durante mucho tiempo y encenderse solamente para complementar o apoyar a la propulsión eléctrica en determinadas condiciones de conducción. Por ejemplo, cuando demandamos al vehículo toda la potencia disponible.
En estas situaciones, realizamos arranques en frío de alta potencia (o H.P.C.S.), que generan un mayor estrés en el I.C.E. por la rápida aplicación de una potencia muy elevada sobre el motor en frío.
Durante estas situaciones, el I.C.E. suele funcionar durante periodos muy cortos de tiempo. Esto supone que el lubricante del motor no tiene el tiempo suficiente para alcanzar su temperatura óptima de trabajo. Al contrario: la temperatura de aceite que se mantiene en el cárter es baja, especialmente en climas fríos.
Un dato: bajo las condiciones de prueba del Ciclo de Prueba Armonizado Mundial (WLTC), la temperatura del lubricante en un vehículo solo con I.C.E. aumenta generalmente por encima de los 100°C al final de la segunda parte del ciclo de prueba. Sin embargo, para las pruebas WLTC realizadas en vehículos híbridos, la temperatura del aceite permanece entre 20 y 40 °C más baja, incluso después del ciclo final de alta potencia. Esto es así porque el I.C.E. se encuentra apagado durante un periodo importante del ciclo WLTC completo.
Particularmente, en los vehículos Full Hybrid (HEV) y en los híbridos enchufables (PHEV), la temperatura del aceite puede permanecer mucho más baja durante mucho tiempo —días o incluso meses—. Por ejemplo, durante la mayoría de los trayectos cortos.
El problema del agua
Debido a la menor temperatura de trabajo del lubricante en el I.C.E. de estos vehículos, se han observado problemas de acumulación de agua y combustible no quemado en el cárter. La cuestión es que esto puede acabar produciendo emulsiones, óxido, corrosión e incluso mayor desgaste, que pueden causar averías importantes en el I.C.E. Y eso que, aunque la presencia de emulsiones en el lubricante no es deseable, la separación del agua del lubricante en el cárter puede conllevar un peligro aún mayor para el motor de combustión.
Esto se debe a que el agua libre, como sabes, puede provocar corrosión y óxido. Y aún puede ser peor: en situaciones de temperaturas bajo cero, esa agua puede acumularse en la parte inferior del cárter y formar un bloque de hielo alrededor del filtro de la bomba de aceite. Como consecuencia, el lubricante no fluirá a través del circuito de lubricación y se producirá una avería severa en el motor.
Por otro lado, la presencia de agua puede provocar una reducción en la viscosidad del aceite, así como una película lubricante menor en situaciones de lubricación límite. Esto es bastante preocupante, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos fabricantes ya recomiendan actualmente para los I.C.E. de vehículos híbridos grados de viscosidad ultrabaja, como SAE 0W-12 y 0W-8 Otros problemas que pueden surgir tienen que ver con un aumento de ruido y vibraciones en el motor a causa de la acumulación de depósitos de óxido y corrosión.
Por último, además de los muchos potenciales problemas de contaminación del lubricante, también pueden generarse altos niveles de emisiones durante los arranques en frío de alta potencia, que traen consigo un significativo aumento en la emisión de partículas muy pequeñas, de menos de 23 nm.
Lubricantes al rescate
Aunque el panorama parece complicado, no perdamos la calma: los lubricantes que recomiendan los fabricantes para este tipo de vehículos han sido diseñados y formulados especialmente para hacer frente con éxito a todos esos riesgos y problemas potenciales.
¿Cómo podemos entonces asegurarnos una máxima fiabilidad y una vida útil larga en estos motores? Muy sencillo: utilizando siempre productos adecuados para ellos, formulados mediante bases sintéticas de baja viscosidad y máxima calidad junto con paquetes de aditivos específicamente diseñados para trabajar en estas exigentes condiciones de utilización. Sobre todo, para dar la talla incluso con altos contenidos de agua y combustible en su seno.
Ha quedado claro que los nuevos patrones de trabajo de los motores I.C.E. que montan los vehículos híbridos presentan grandes desafíos para el lubricante, con problemáticas nuevas y específicas, desde una mayor presencia de agua y combustible en el aceite y un potencial mayor desgaste en el motor, al riesgo de picos de altas emisiones en los arranques en frío.
Todo esto hace que sea mucho más importante, si cabe, utilizar lubricantes de calidad contrastada y seguir escrupulosamente las recomendaciones de los fabricantes respecto al grado de viscosidad a utilizar, especificaciones y niveles de calidad exigidos. Por supuesto, también los vehículos híbridos deben cumplir con los intervalos de cambio de aceite recomendados.