Con motores más pequeños, y sin tracción delantera, los vehículos eléctricos ya no necesitan esta solución.
Características y sensaciones de conducción, manejabilidad, comportamiento en carretera… son muchas las variables que dependen de la colocación de un motor en un coche. Ahora la cuestión es saber si los coches eléctricos supondrán el fin de la tracción delantera, otro factor que suele ir vinculado al lugar donde se coloca el propulsor.
¿A qué viene esta pregunta? Muy sencillo: a que los coches eléctricos no siempre llevan el motor delante, debajo del capó. Te lo contábamos en un post anterior en el que desvelábamos dónde encontrar el motor de un coche eléctrico: ahora, pueden llevar uno o varios propulsores eléctricos situados en distintas posiciones. Y esto, a su vez, facilita una colocación de la transmisión más versátil.
Motor y transmisión: el espacio ya no es un problema
Ya sabes que, hasta ahora, los constructores de vehículos han apostado sobre todo por los motores delanteros combinados con la tracción delantera. ¿Por qué ocurría esto? Por falta de espacio, sobre todo, pero también por balance de pesos y costes.
Lo que ocurre con los coches eléctricos es que sus motores pesan menos y ocupan menos espacio. Todo esto, unido a la ubicación de la batería en la parte baja del vehículo, hace que los argumentos a favor de la tracción delantera en estos vehículos pierdan valor.
Efectivamente, el motor eléctrico es mucho más pequeño y menos pesado que uno de combustión. Por eso, en el caso de los coches eléctricos, colocar el motor delante, detrás o en ambos ejes no tiene por qué suponer un inconveniente de espacio.
En estos vehículos es más fácil distribuir los pesos de manera uniforme y, además, la situación de motor apenas afecta al coste final del vehículo.
Ventajas de la tracción trasera en un coche eléctrico
De hecho, situar el motor eléctrico en el eje trasero del vehículo presenta ciertas ventajas. Por ejemplo, ofrece un control más directo de la potencia y una mejor distribución de la fuerza de frenado en cada rueda.
Todo esto es muy útil a la hora de conducir sobre pavimentos deslizantes, ya que no concentra el peso en un extremo del automóvil. Además, el conductor percibe mejor las sensaciones que le aporta el automóvil si la potencia se transmite desde el eje trasero. Esto se debe a que es hacia este eje hacia donde se transfiere el peso del vehículo al acelerar.
Así que si la eficiencia y el coste son los mismos y los vehículos con tracción trasera ofrecen una mejor dinámica de conducción, podemos concluir que no hay razones de peso para situar el motor en la parte delantera de un coche eléctrico.
Tracción total, un plus que se vuelve asequible
¿Significa esto que los coches eléctricos supondrán el fin de la tracción delantera? ¿Que todos contarán con tracción trasera? No exactamente. De hecho, es probable que veamos una combinación de ambas en el futuro.
En realidad, la batería es el componente más caro de un vehículo eléctrico. No es el motor, como suele suceder en los coches de combustión. Por eso, agregar un propulsor adicional en la parte delantera no conllevaría un aumento importante para el coste del vehículo.
¿Qué quiere decir esto? Que los automóviles con tracción total podrían ser más asequibles que nunca gracias a los vehículos eléctricos. Seguro que te suenan las ventajas de esta opción que suelen equipar los vehículos todoterreno y muchos SUV, como un mejor comportamiento en situaciones de poca adherencia o trazadas más eficaces en curvas.
La popularización de los vehículos eléctricos conllevará cambios en nuestra movilidad y también en nuestra manera de conducir. También el mantenimiento de un coche eléctrico es diferente al de un coche de combustión.
Eso sí: lo que no cambia es la importancia de elegir productos de calidad contrastada y adecuados para cada modelo. Si lo haces, alargarás su vida útil, te ahorrarás problemas en forma de averías y mejorarás tu seguridad.