El futuro de los vehículos pesados eléctricos: ¿enchufe o hidrógeno?

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¿Qué tecnología es mejor?, ¿la 100 % eléctrica o la de pila de combustible? No está tan claro.

Cuando piensas en el camión o el autobús del futuro, ¿qué propulsión crees que tendrá? Lo más probable es que muchos utilizarán energía eléctrica para moverse. Lo que no está tan claro es de dónde la obtendrán: si de un enchufe o de una pila de hidrógeno.

Para responder a esa pregunta, hay que resolver muchos dilemas antes. Van desde los costes de estas dos tecnologías —100 % eléctrica o de pila de hidrógeno—, a la disponibilidad de infraestructura para apoyarlas o incluso la distancia que se recorrerá con cada vehículo. Vamos a echarles un vistazo.

Vehículos pesados 100 % eléctricos vs pila de combustible

Para hacerse una idea de qué tecnología es mejor o peor, resulta interesante estudiar los distintos aspectos que influyen en ambas, desde la autonomía de los vehículos a los costes asociados.

Autonomía

Una de las cuestiones que más preocupan sobre un vehículo pesado es su autonomía. Es lógico: estos vehículos suelen recorrer muchos kilómetros, por lo que este parámetro es fundamental a la hora de elegirlos.

En el caso de los eléctricos, para tener autonomía necesitamos tener energía. Esto es algo que, en un vehículo 100 % eléctrico, depende mucho de la batería. Sí, es cierto, también tiene mucho que ver con el tiempo que lleva recargarla y la disponibilidad de puntos para poder hacerlo, pero la capacidad de la batería es muy importante. De hecho, para reducir el número de paradas necesitamos que sea grande.

¿Qué pasa con los vehículos de pila de hidrógeno? Que la electricidad que requiere el motor para funcionar se genera desde la propia pila de combustible. Así que la autonomía del vehículo dependerá más de la cantidad de hidrógeno que introduzcamos en el depósito que de la capacidad de la batería. Tanto es así, que en los de pila de hidrógeno la batería es más pequeña que en los eléctricos enchufables.

Eso sí, para los vehículos de pila de combustible necesitaremos el equivalente a los puntos de recarga de los eléctricos, es decir, estaciones de servicio con hidrógeno disponible para repostar.

Costes

Otra cuestión especialmente importante al hablar de vehículos pesados son los costes. Como la tecnología de pila de hidrógeno es más cara, el vehículo 100% eléctrico tiene cierta ventaja en este aspecto.

Sin embargo, hay que tener en cuenta otros factores. Por ejemplo, que en función del tipo de trabajo, el peso del vehículo y su carga, la batería tendría que alcanzar grandes dimensiones. Incluso algunos vehículos deberían contar con dos baterías para favorecer la distribución de pesos. Pensemos, por ejemplo, en una retroexcavadora.

Recordemos que los vehículos de pila de hidrógeno no necesitan baterías de gran tamaño porque cuentan con la propia pila para recargarla cuando sea necesario.

¿Y si miramos los costes asociados a la energía’? Pues en este caso el precio del hidrógeno puede ser un problema. Actualmente su distribución es baja y hay pocos puntos abiertos al público para repostar.

Todo esto provoca que el precio del hidrógeno sea alto, algo que está frenando la venta de estos vehículos. Aunque este inconveniente podría mejorar en el futuro, ya que las inversiones que se están realizando para popularizar el uso del hidrógeno son elevadas.

Condiciones del vehículo

Las condiciones a las que se verá sometido el vehículo son otro factor importante al elegir tecnología.

Por un lado, tenemos las condiciones de seguridad asociadas a los propios vehículos que, en el caso de los de hidrógeno, son mayores. Por el otro, tenemos las condiciones de trabajo en las que desarrollará su actividad.

Por ejemplo, en aplicaciones de obras públicas, minería y otros tipos de trabajo alejados de la red eléctrica, el vehículo de hidrógeno podría ser la solución más adecuada.

En estos casos, se trataría de crear en la propia localización donde se trabaja una estación de carga con depósito fija o portátil. Sería el proveedor de hidrógeno correspondiente el que enviaría vehículos con el combustible necesario para rellenar ese depósito.

Entonces… ¿cuál de los dos tecnologías es más interesante?

Como hemos visto, en ambos casos hay pros y contras que se deberán tener en cuenta a la hora de elegir una tecnología.

Por ejemplo, si hablamos de servicios de reparto en ciudad, el problema de la disponibilidad de puntos de recarga no es tan importante. Por eso los vehículos 100 % eléctricos puede ser la solución: furgonetas, camiones de reparto e incluso autobuses o autocares se pueden cargar de noche en sus propias bases o en algún punto de recarga durante el día.

Eso sí, en estos casos la batería debe permitir recorrer entre 100 y 200 km diarios y la recarga debe ser rápida para reducir los tiempos de parada.

¿Y si hablamos de transportes de largo recorrido? Por ejemplo, vehículos pesados que deban recorrer 600 km. En estos casos, las paradas de recarga deberán minimizarse para respetar las entregas, por eso los vehículos con pila de hidrógeno son más adecuados, ya que su repostaje es más rápido.

¿Cuánto hidrógeno necesitaríamos en este caso? Pues si tenemos en cuenta que un Toyota Mirai consume 0,8 kg cada 100 km, necesitaría algo más de 8 kg para recorrer 1000 km, un camión requeriría cinco veces más hidrógeno que ese coche. Es decir, el camión precisaría más de 40 kg de hidrógeno para recorrer esa misma distancia.

En resumen, la adopción de un tipo de vehículo pesado u otro depende sobre todo de los costes asociados. Aunque los de pila de hidrógeno son más caros, la Unión Europea apoya el desarrollo de este mercado. Esto hace prever que los vehículos con esta tecnología se volverán más competitivos frente a los 100 % eléctricos.

Otros gastos que hay que considerar son los costes de la energía correspondiente o los relacionados con las instalaciones donde se realizarán las recargas, entre otros. Es imprescindible realizar una correcta valoración de los gastos que supondrá el vehículo para su propietario o para la flota en la que se integrará.

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