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Sumideros de CO₂, la solución ingeniosa contra el calentamiento global

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¿Sabes en qué consisten y cómo funcionan los sumideros de CO₂? Echa un vistazo.

La reducción de emisiones de CO₂ es un objetivo mundial y lo es por algo. Hablamos de un gas de efecto invernadero que puede llegar a perjudicar el medio ambiente.

Para conseguirlo, existen dos estrategias. Una de ellas seguro que ya la conoces: consiste en que medios de transporte, industrias e incluso hogares disminuyan sus emisiones. La otra es menos conocida, pero muy ingeniosa: atrapar el exceso de ese gas para que no llegue a la atmósfera. Para eso utilizamos lo que se conoce como sumideros de CO₂.

Por qué nos preocupa el CO₂

Antes de explicar en qué consisten los sumideros de CO₂, vamos a aclarar por qué nos preocupa este compuesto. En primer lugar, hay que aclarar que el CO₂ o dióxido de carbono es necesario para la vida.

Su presencia en la atmósfera crea el efecto invernadero que, de por sí, no es perjudicial. Al contrario: se trata de un mecanismo que ayuda a crear las condiciones adecuadas para la vida en el planeta.

¿Qué pasa si hay mucho CO₂? Que la temperatura del planeta aumenta. ¿Y si no hay suficiente CO₂? La temperatura descenderá. Como ninguna de estas opciones nos conviene, lo ideal es que se mantenga el equilibrio natural sobre la concentración de CO₂ en la atmósfera, que es el que preserva la temperatura adecuada para que se desarrolle la vida en la Tierra.

Concretamente, el CO₂ impide que toda la radiación solar que se refleja en la superficie de la Tierra salga disparada de nuevo hacia el espacio. Retiene parte de esa radiación, por eso actúa como una especie de calefacción natural que mantiene el rango de temperaturas que necesitamos los seres vivos. La propia naturaleza emite CO₂, por ejemplo, en erupciones de volcanes o incendios forestales.

Qué es un sumidero de CO₂

Para controlar la cantidad de CO₂ que hay en la atmósfera, la naturaleza cuenta con sus propios sumideros que almacenan y/o consumen este gas.

Un buen ejemplo son los bosques. Resulta que la vegetación utiliza el CO₂ en la fotosíntesis, un proceso que le permite crecer y alimentarnos a animales y humanos. También produce así oxígeno, necesario para nuestra vida.

El otro gran sumidero natural de CO₂ es el agua, especialmente los océanos. Esto es así porque este compuesto se diluye en el agua hasta una cierta concentración. Esto facilita que lo consuman los microorganismos, el plancton y la vegetación submarina, como los corales y otras especies. También se transforma en rocas sedimentarias.

¿Existen más sumideros naturales de CO₂? Sí. Por ejemplo, la materia orgánica que producen la vegetación y los animales —excrementos, residuos como cortezas de los árboles…— Todas ellas son formas de almacenamiento del CO₂, ya que van a parar a los suelos de los bosques y contribuyen al crecimiento de las plantas y árboles.

Los límites de los sumideros naturales de CO₂

Estos sumideros naturales de CO₂ tienen ciertos límites. En el caso de los bosques, su expansión la limita el espacio que ocupamos y los usos que damos a los terrenos, desde construir una ciudad a una granja. En el de los océanos, solo pueden absorber cierta cantidad de CO₂, ya que un exceso de concentración aumenta su acidez y afecta a la vida submarina.

¿Qué significa esto? Que en un contexto en el que la concentración de CO₂ se ha disparado desde el inicio de la era industrial por la actividad humana, el equilibrio natural del CO₂ en la atmósfera se ha alterado. Ha aumentado la concentración de este gas y, con ella, la temperatura media del planeta. Esto acelera el cambio climático, que tiene graves consecuencias para el planeta y para nuestras vidas.

Cuando los sumideros naturales no bastan para procesar tanto CO₂, hay que recurrir a otras soluciones. Es imperioso reducir las emisiones en su origen y también ayudar a estos mecanismos naturales a atrapar el exceso de CO₂.

En el primer caso, se están tomando medidas, desde ahorros energéticos al desarrollo de combustibles menos emisores de CO₂ (hidrógeno, metano, amoniaco, biocombustibles…) o de vehículos eléctricos. Hay que tener en cuenta que no se pueden parar la producción de alimentos, el transporte o el uso de energía, por eso la solución consiste en hacerlas más sostenibles.

En el segundo caso también se están promoviendo acciones como la creación de sumideros artificiales de CO₂.

Cómo funciona un sumidero de CO₂ artificial

La idea básica detrás de un sumidero artificial de CO₂ consiste en recoger este gas en zonas de grandes emisiones para almacenarlo en depósitos. No se trata tanto de reducir la emisión de este gas como de evitar que llegue a la atmósfera para que no aumente su concentración.

Un ejemplo sería el de una central eléctrica que utilice un producto derivado de petróleo como combustible para generar electricidad. En realidad, esta central podría capturar los gases de la combustión y almacenarlos a concentraciones seguras —normalmente a menos de un 10%—, para trasportarlo después a otros puntos para su almacenamiento final y posible uso.

¿Qué puntos de almacenamiento existen? Por ejemplo, los geológicos. En este caso, el CO₂ se almacena subterráneamente en cuevas, minas o incluso yacimientos petrolíferos. El CO₂ se inyecta a profundidades donde está atrapado por capas de roca impermeable y no sale hacia la atmósfera

Otro sumidero artificial consiste en hacer reaccionar químicamente el CO₂ para producir minerales que pueden almacenarse de forma segura o incluso fertilizantes. Otros posibles usos son la fabricación de materiales de construcción, combustibles sintéticos o productos químicos.

Todas ellas son acciones directas que ayudan a reducir la emisión de CO₂ hacia la atmósfera. Son efectivas y su coste es elevado, pero ayudan a que la temperatura no aumente y a paliar los efectos del cambio climático.

Junto al uso de sumideros como herramienta para evitar una concentración excesiva de CO₂, todos debemos involucrarnos en disminuir sus emisiones y hay muchas posibilidades de actuación. El uso de nuevas tecnologías para disminuir el uso de carburantes y favorecer la eficiencia energética es una de ellas. También lo es el uso de electricidad producida a partir de fuentes de energía renovables como la eólica o la solar, así como el de biocombustibles y electrocombustibles.

Algo tan sencillo como participar en acciones que favorecen el desarrollo de parques naturales o plantar árboles para apoyar los sumideros naturales de los bosques también ayuda. Se trata de acciones que ya desarrollan muchas empresas y ciudadanos. Entre todos podemos disminuir nuestra huella de carbono y cuidar el planeta.

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