Los combustibles alternativos contribuyen a descarbonizar la movilidad desde el minuto uno. Te lo contamos.
Los combustibles alternativos han ganado una gran importancia en los últimos años. ¿Los conoces? En este blog ya te hemos hablado sobre los biocarburantes y e-carburantes, también conocidos como biocombustibles y e-combustibles. Te hemos contado que ambos tienen en común que no producen dióxido de carbono nuevo. Ahora te vamos a explicar por qué.
Del pozo a la rueda
Efectivamente, el desarrollo de combustibles alternativos en detrimento de los combustibles fósiles puede contribuir a la descarbonización del sector de la automoción. Sin embargo, ¿hasta qué punto pueden hacerlo?
Para responder a esta pregunta, hay que mirar más allá de los contaminantes que salen por el tubo de escape del vehículo cuando se queman. Esto es así porque no solo cuenta lo que ocurre con estos combustibles alternativos dentro del vehículo, sino también el resto de las etapas de su ciclo de vida.
Así, para considerar la huella de carbono de los biocarburantes y los e-carburantes hay que tener en cuenta su producción, transformación, distribución y, por supuesto, su uso en el vehículo. A este ciclo completo del combustible se le denomina “del pozo a la rueda” (well to wheel, WtW).
A su vez, se puede dividir ese ciclo del combustible WtW en dos fases:
– Del pozo al tanque (well to tank, WtT): aquí se consideran las emisiones generadas en el proceso de obtención, transformación y distribución de cada combustible.
– Del tanque a la rueda (tank to wheel, TtW), en la que se contabilizan las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generadas en el propio vehículo.
Biocombustibles: por qué reducen la huella de carbono
Distintos datos bibliográficos permiten establecer comparaciones en términos de masa de CO₂ equivalente emitida por kilómetro recorrido. Se consideran como principales gases emitidos por el sector lo siguientes: metano (CH₄), óxido nitroso (N₂O) y dióxido de carbono (CO₂), siendo este último el más importante por la magnitud de sus emisiones.
¿Cómo ayudan con esto los biocombustibles? En este punto cabe recordar un detalle importante: estos biocarburantes se obtienen a través de la biomasa, es decir, una materia de origen orgánico (ya sea vegetal o animal).
En el caso de los biocombustibles, hay que considerar que las emisiones de CO₂ generadas durante la combustión equivalen a las que captura en su crecimiento la propia especie vegetal de la que proceden. En este aspecto concreto, sus emisiones de carbono pueden considerarse neutras.
También hay que tener en cuenta que algunos procesos de obtención de biocombustibles resultan en subproductos que pueden reemplazan a otros materiales. Al no tener que producir estos, también se ahorran emisiones, con el beneficio ambiental adicional que esto supone.
Todas estas circunstancias explican por qué el bioetanol reduce la huella de carbono el 28 % en todo su ciclo de vida, incluso con valores negativos en la fase de obtención gracias a la absorción de CO₂. Algo similar ocurre con el biodiésel, que muestra reducciones del 54 % en todo el ciclo, también con emisiones negativas en la primera etapa.
¿Y los e-carburantes?
En el caso de los e-carburantes o combustibles sintéticos, se trata de combustibles líquidos similares a los hidrocarburos comunes como la gasolina o el gasóleo que utilizamos normalmente. La principal diferencia con estos es que los e-carburantes no proceden de fuentes de energía fósiles.
En el caso de los combustibles sintéticos, se utiliza electricidad procedente de fuentes renovables para su elaboración. Esa energía limpia separa, mediante un proceso de electrólisis, las partículas de oxígeno e hidrógeno del agua, dando lugar al llamado hidrógeno renovable.
Por otro lado, la propia planta de producción de combustibles sintéticos emplea CO₂ capturado de la atmósfera o de una instalación industrial para combinarlo con el hidrógeno renovable y producir el e-carburante.
Todos estos procesos aportan un importante ahorro de emisiones de carbono a la atmósfera si los comparamos con los que se necesitan para producir carburantes convencionales. Así, se producen combustibles con propiedades fisicoquímicas similares a los carburantes actuales, pero con una huella de carbono mucho menor en su ciclo de vida.
Como son similares a la gasolina y el gasóleo, los e-carburantes se pueden utilizar en motores térmicos sin tener que realizar adaptaciones complejas. Además, por su elevada densidad energética, los e- combustibles pueden utilizarse en aviones, barcos y vehículos de mercancías.
Ahora ya conoces un poco más sobre lo que aportan los ciclos de vida de biocombustibles y e-carburantes a la reducción de la huella de carbono en la movilidad. En un próximo artículo te hablaremos sobre los tipos de biocarburantes que hay y las ventajas que tienen.