La compatibilidad de estos elementos es clave para evitar una serie de problemas. ¿Sabes cuáles son?
Como seguro que ya nos has leído muchas veces, a estas alturas ya sabrás que los lubricantes de calidad son productos desarrollados al milímetro para llevarse bien con los motores. Esto es así porque, dentro de los propulsores, hay elementos como los retenes y las juntas que están en continuo contacto con el aceite.
Si el lubricante que entra en contacto con estos elementos no es el adecuado, se pueden ver afectados. ¿Cómo? Esto mismo es lo que te vamos a explicar a continuación.
Problemas de incompatibilidad del aceite con juntas y retenes
Las juntas y los retenes pueden sufrir distintos contratiempos si no se llevan bien con el lubricante. Características del aceite como una viscosidad o aditivos inadecuados o, simplemente, la presencia de elementos extraños en el fluido pueden acabar por estropearlos.
Degradación de los materiales
Algunos aceites de motor contienen aditivos químicos que pueden causar la degradación de los materiales que se utilizan para fabricar las juntas y retenes. Esto puede llevar a la pérdida de elasticidad y al endurecimiento de estos componentes.
Incompatibilidad química
Algunos tipos de aceites de motor pueden no ser compatibles con los materiales utilizados en las juntas y retenes. Si se utiliza un aceite que no es adecuado para un determinado tipo de material, puede provocar hinchazón, contracción o desgaste prematuro de las juntas y retenes.
Viscosidad incorrecta
Ya sabes lo importante que es la viscosidad de un lubricante, lo que tal vez no sepas es que, si no es la adecuada, el aceite puede generar una presión excesiva en las juntas y retenes. Esto puede provocar, a su vez, que los sellos se deformen o se rompan.
Contaminación del aceite
Si el aceite de motor se contamina con partículas extrañas —como polvo, suciedad o residuos—, puede actuar como abrasivo y dañar los sellos de las juntas. La presencia de estas partículas puede hacer que los sellos no sellen correctamente.
Todos estos problemas que acabamos de describir tienen muchas papeletas para acabar de la misma manera: en una hermosa fuga de aceite que acabará por averiar el motor.
Averías que causan los retenes en mal estado
Si son los retenes en el motor los que se dañan a causa de una mala elección del aceite o del mal estado del mismo, se pueden dar diversos problemas.
Fugas de aceite
Los retenes desgastados o dañados no pueden sellar adecuadamente las partes móviles del motor y esto puede resultar en fugas de aceite. Estas fugas pueden ser visibles como manchas de aceite debajo del vehículo o en el motor mismo.
La pérdida de aceite puede afectar negativamente a la lubricación del motor y, si no se controla, puede llevar a un bajo nivel de aceite y al sobrecalentamiento del motor.
Contaminación del sistema de combustible
Si los retenes están en mal estado, el aceite puede filtrarse hacia otras partes del motor, como el sistema de combustible. Como resultado, podemos tener una contaminación del carburante. Este problema puede afectar al rendimiento del motor y provocar problemas de combustión, como fallos o pérdida de potencia.
Deterioro de otras partes del motor
Los retenes desgastados o dañados pueden permitir la entrada de suciedad, polvo y partículas no deseadas en el motor. Estos intrusos, a su vez, pueden causar un mayor desgaste y daño a otras partes del motor como los cilindros, pistones y cojinetes. En estos casos, la eficiencia y la vida útil del motor se pueden ver afectadas.
Reducción del rendimiento y eficiencia
Los retenes en mal estado pueden afectar a la compresión del motor y provocar fugas de presión, que pueden conllevar una disminución del rendimiento y la eficiencia. El motor puede experimentar una pérdida de potencia, una menor aceleración y un aumento en el consumo de combustible.
Problemas de arranque en frío
Los retenes desgastados o dañados cumplirán peor con una de sus funciones principales: evitar que el aceite fluya hacia lugares donde no debería estar durante el arranque en frío. Si es el caso, podrás notar dificultades en el arranque del motor, ya que el lubricante no alcanzará rápidamente las partes móviles para lubricarlas de manera adecuada.
Averías que causan las juntas en mal estado
¿Qué ocurre si son las juntas las que se encuentran afectadas por no llevarse bien con el aceite de motor? Pues una serie de complicaciones que pueden acabar también en una costosa factura del taller.
Fugas de fluidos
Las juntas desgastadas o dañadas pueden provocar fugas de fluidos importantes y no solo del aceite del motor: el refrigerante o el combustible también se pueden ir por donde no deben.
Estas fugas pueden generar manchas debajo del vehículo. Sin embargo, es más preocupante una posible pérdida significativa de los fluidos que requiere el motor para funcionar bien. La falta de aceite, refrigerante o combustible puede conducir a un mal rendimiento del motor e incluso a daños graves.
Sobrecalentamiento del motor
Las juntas defectuosas pueden ocasionar fugas en el sistema de refrigeración, con la consiguiente pérdida de refrigerante. ¿Qué pasa si el motor no tiene una adecuada refrigeración? Nada bueno: puede sobrecalentarse rápidamente y provocar daños como la deformación de las piezas metálicas y el deterioro de las juntas y retenes circundantes.
Contaminación cruzada de fluidos
Si las juntas no sellan correctamente, puede producirse una contaminación cruzada de los fluidos del motor. Por ejemplo, el aceite puede mezclarse con el refrigerante o el combustible. Esto puede afectar negativamente el rendimiento y la lubricación adecuada del motor, derivando en un mayor desgaste de sus piezas y componentes, así como a un mayor consumo de combustible.
Pérdida de compresión
Las juntas defectuosas pueden provocar fugas de compresión en los cilindros del motor, con la consecuente disminución de la eficiencia y el rendimiento general del vehículo. La pérdida de compresión se puede notar en una disminución de potencia, una respuesta lenta del acelerador y visitas más frecuentes a la gasolinera.
Daño en otras partes del motor
Las juntas en mal estado pueden provocar vibraciones y movimientos inadecuados en las partes del motor. Esto puede desgastar más otras piezas, como los cojinetes, los árboles de levas y los pistones. A largo plazo, esto puede provocar averías graves y costosas en el motor.
Parece claro que es una buena idea utilizar siempre un aceite de motor de calidad que cumpla con las especificaciones recomendadas por el fabricante, así como cambiarlo cuando indica el fabricante del vehículo. También es esencial inspeccionar regularmente las juntas y retenes para localizar cuanto antes posibles fugas. Si es necesario, hay que reemplazarlos para evitar consecuencias graves en el funcionamiento y alargar la vida útil del motor.