No hace mucho recorrimos contigo la historia del vehículo eléctrico, desde su auge a principios del siglo XX hasta su decadencia frente a los de motor de combustión. Hoy vuelven con fuerza porque son el futuro de la movilidad. ¿A qué se debe este renacimiento del vehículo eléctrico? A la misma razón por la que fue popular en sus inicios: las baterías. Te lo explicamos.
La decadencia del coche eléctrico
Ya te lo hemos contado: el coche eléctrico fue muy popular hasta los primeros años del siglo XX. Era competitivo frente a los de combustión, entre otras razones porque las carreteras actuales no existían y generalmente se cubrían en coche trayectos cortos.
Para ese tipo de usos, el coche eléctrico era perfecto y no dependía de que hubiera una gasolinera cerca para funcionar. Sin embargo, la escasa autonomía de sus baterías se acabó convirtiendo en su talón de Aquiles. Estos vehículos estaban limitados a desplazamientos de unos 50 km y velocidades de alrededor de 30 km/h. Además, llevaba un buen rato recargar sus baterías.
Así que los vehículos de combustión se situaron bajo el foco que antes ocupaban los eléctricos. Les ganaron la partida gracias, precisamente, a su gran autonomía. Sobre todo los automóviles de gasolina permitían realizar los viajes largos que ya facilitaban las grandes carreteras construidas en Estados Unidos. Personas y productos se desplazaban por ellas durante kilómetros y kilómetros.
Esta fue la razón de que el coche eléctrico prácticamente se borrara del mapa. Se siguieron desarrollando vehículos eléctricos como trenes, tranvías, carritos de golf, carretillas o vehículos para minas. Sin embargo el coche, que es el rey de la movilidad personal, ya no se propulsaba con electricidad.
El coche se para, la batería sigue
Aunque el coche eléctrico estuviera de capa caída, el aprovechamiento de la energía eléctrica no detuvo su evolución. Había nuevas necesidades que necesitaban almacenarla para poder utilizarla en el momento adecuado, desde aplicaciones para submarinos y aviones hasta satélites y naves espaciales.
De hecho SAFT, una compañía perteneciente a TotalEnergies, lleva desde 1918 desarrollando baterías.
¿Y qué tiene que ver todo esto con las baterías de los coches eléctricos? Mucho, porque muchos avances en baterías se acaban aplicando también a estos vehículos.
¿Qué pasa con las baterías para coche?
¿En qué piensas cuando te planteas comprar un coche eléctrico? Sí, el tiempo que le lleva pasar de 0 a 100 km/h es interesante, así como la capacidad del maletero o las tecnologías de ayuda a la conducción, pero ¿en qué característica te fijas primero? Efectivamente: en la autonomía, que está relacionada con la batería y su capacidad de almacenar energía.
Lo que ocurre es que en la autonomía del vehículo tienen mucho que ver tanto el peso de las propias baterías como su volumen.
Veamos una comparación con el combustible (gasolina o gasoil). Para ello, tomamos como medida la densidad energética en watios/hora por kg que podemos almacenar en el combustible y en las baterías, así como el año de la tecnología de las baterías. Obtendremos la siguiente tabla.
Densidad energética del combustible | año | Densidad energética de las Baterías | Relación |
13 000 Wh/kg | 2010 | 130 Wh/kg | 1 /100 |
2019 | 260 Wh/kg | 1/50 | |
2030 | 450 Wh/kg | 1/28 |
Teniendo en cuenta que un coche lleva entre 40 y 60 litros de combustible, y que la gasolina tiene una densidad de 0,72 kg/l, una batería equivalente pesaría entre 800 y 1.200 kilos. Ese peso es solo de batería en un coche totalmente eléctrico, sin tener en cuenta otras cuestiones que afectan al consumo de electricidad.
Gracias a la rápida evolución tecnológica, el peso real de la batería es ya inferior a estas cifras. De todas formas, tiene una gran influencia sobre el peso total del vehículo. Por esta razón, en el mantenimiento de un coche eléctrico hay que vigilar mucho el estado de los frenos y de las ruedas, además de cambiar cada año el líquido de frenos, más frecuentemente que en uno de combustión.
Además de la evolución (para bien) en el peso de las baterías, sus costes también se han reducido. No solo eso: se espera que el coste por kilogramo de batería siga a la baja. Esto se debe a varias razones: su producción para automoción aumentará, mientras que los procesos industriales de fabricación y diseño se irán optimizando.
Como además se han desarrollado coches híbridos —con motor de combustión, otro eléctrico y batería para recorrer unos 50 km en modo puramente eléctrico—, el desarrollo y evolución de las baterías ha tomado aún más impulso en los últimos años.
Con esta trayectoria de evolución tecnológica, la autonomía de los coches eléctricos irá aumentado a medida que las baterías continúen su desarrollo. También supondrán nuevos retos para los fabricantes de lubricantes y refrigerantes para vehículos eléctricos, a medida que se los vayan planteando los constructores de automóviles y baterías de coches. Sobre ellos te hablaremos en próximos artículos de nuestro blog.
2 comentarios en “El coche eléctrico hoy: la cuestión de las baterías”
En el artículo mencionan que hay cambiar cada año el líquido de frenos, más frecuentemente que en uno de combustión.
¿Podrían explicar la razón para ello?
Precisamente en un coche eléctrico los frenos se usan mucho menos gracias al poder de retención del motor eléctrico convertido en generador
Buenas, el peso es mayor y se distribuye a las 4 ruedas, debido a que la masa de la batería ocupa los bajos del coche. En los de motor de gasolina solo sufrían más las ruedas del eje del motor, ahora son las cuatro las que sufren el peso de la batería, por lo que el cambio de las cuatro ruedas será más rápido y no se podrán cruzar, que era una práctica normal